Pero, antes que nada, empezaremos esta columna, no con nuestra típica y tradicional adivinanza, por el tema del espacio.
Entrando en materia político – sindical, el que se llevó la semana pasada la nota fue Jorge Fernando Mora Garza, ex secretario general de la sección 35. Este personaje al parecer, ya no aguantó más y explotó, literalmente, poniendo nombre y apellido al que consideró como el responsable en el fraude del ahorro en la 35, pero como dice Jack el destripador, vámonos por partes.
Lo anterior fue en un medio de comunicación digital en saltillo, llamado “Con todo menos con miedo”, donde Fernando Mora mermado físicamente y con voz quebrada, expuso y denunció públicamente su verdad, de cómo durante su gestión y, sobre todo en el alargue de su administración, fue víctima de la intromisión, manipulación y hasta despojo de sus facultades como secretario general de la 35 por Carlos Moreira, “El 905” para sus súbditos y cómo estos hechos derivaron en los faltantes millonarios del fondo de ahorro que a la postre lo llevarían a vender y a sufrir, según él, el despojo de sus bienes, casas y demás propiedades, que eran su patrimonio, lo que ahora lo tienen a Mora totalmente en la ruina, endeudado y con un sueldo que no le alcanza ni para comer.
En la entrevista mencionada, Mora menciona como la intromisión de Carlos Moreira llegó a ser total, cuando impuso a su elegido Abel Aguirre como candidato oficial, lo que Mora Garza, según relata, poniendo como testigo al profe Salcido, ex secretario de la 35. En esta reunión “Morita”, al ver la propuesta del personaje que quería imponer Carlos, le dijo extrañado que “estaba cabrón” que ganara y palabras más palabras menos, que con ese candidato no se ganaba porque a su consideración carecía de carisma y, pese a que era de su equipo, en una elección interna de voto universal, no ganaría. Lo anterior desató la ira del 905, desatando a la postre que Carlos le quitara la toma de decisiones, la propuesta de recursos laborales y hasta los recursos que por convenio la sección 35 recibía del estado. Esto destapa una cloaca y evidencia el inmenso poder que el ex cacique magisterial de Carlos, tenía con el gobierno estatal en turno.
Hasta esta parte de la entrevista, se evidenciaba una total concordancia en las preguntas y en las respuestas con el entrevistador, y obviamente dejaba muy mal parado a Abel Aguirre y a su actual grupo. Si nos trasladamos al acontecer actual, por que como todos saben, la reciente incursión en el panorama político que realizó Carlos Moreira causó un absoluto rechazo en las bases magisteriales, sobre todo, en las cúpulas del gobierno estatal, que si bien le abrieron las puertas del PRI, en la administración de la secretaría de Educación, continúa la limpia de toda esa gente que de una otra manera, aún le guardaban lealtad al 905.
Dentro del análisis de esta primera parte de la entrevista que haremos, en el tema relacionado con la acusación directa que hace Mora de lo sucedido y padecido en su gestión con Carlos Moreira, muchos se preguntaron por qué ahorita es cuando Mora se decide hablar, máxime que haya sido en la ciudad de Saltillo, a lo cual muchos también consideran que es por múltiples situaciones; la primera, es la demanda y persecución que se encuentra realizando Arturo Díaz y Poncho Cepeda de la problemática del ahorro y el manejo político que pretenden hacer a favor del partido Morena con la base trabajadora, que, por cierto, el problema ya se encuentra prácticamente resuelto ya que actualmente Arturo solo debe el ahorro a ciertos agremiados que en considera enemigos políticos, pero que en su momento, le pasarán la factura de manera jurídica. Otros aspectos son la precariedad en la que Mora se encuentra, tanto económica como física y mental, aunado a la necesidad de que el gobierno aclare y establezca, al menos en lo político, la responsabilidad de los malos manejos de los recursos del ahorro en la 35 y en general de las tres secciones donde Carlos tenía el control.
Esta historia digna de Netflix continuará, de hecho, hasta por varias temporadas más. Veremos y diremos.
Hasta la próxima…