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El pasado fin de semana se sumaron cuatro nuevas naciones al reconocimiento de Palestina como Estado-Nación, lo cual sin duda viene a reforzar la presión para que Israel disminuya su ofensiva contra el pueblo palestino. Se trata de Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal y se espera que Bélgica, Francia, San Marino, Luxemburgo, Malta y Andorra hagan lo mismo en las próximas horas. Y es que, hasta la fecha, Israel se ha negado a reconocer a Palestina como un Estado a pesar de contar con las condiciones legales para serlo, puesto que en la teoría de las relaciones internacionales se consideran tres elementos constitutivos clave para un Estado: territorio, población y soberanía; y Palestina cuenta con ello. De este reconocimiento surgen algunas preguntas que es imprescindible abordar; la primera de ellas es el significado en sí de este reconocimiento, es decir, qué logra el Estado Palestino con mayores entidades reconociendo su existencia. La respuesta es que esto implica que cada vez más gobiernos reconocen a la Autoridad Palestina (ANP) como un par, por lo que pueden mantener relaciones diplomáticas normales, abrir embajadas y establecer diversas formas de cooperación entre ellas, sin embargo, la ANP parece solo tener presencia real en Cisjordania, no así en Jerusalén Oriental y mucho menos en la Franja de Gaza. Otra pregunta, y creo es la más importante, es cuál es el impacto en el proceso de construcción de paz entre Israel y Palestina con el reconocimiento del Estado Palestino por parte de más naciones. La respuesta es: ninguno. A Israel le importa poco la opinión de la comunidad internacional sobre su eterno conflicto vecinal y aunque se han realizado exhortos por parte de la ONU para frenar el crecimiento de asentamientos israelíes en territorio palestino para aliviar las tensiones, la verdad es que Israel sigue creciendo en asentamientos y ocupando territorios sin freno y ante la impotencia de una Palestina dividida internamente. Quizá la tercera pregunta sería si Hamas estaría dispuesta a aceptar el liderazgo de la ANP mientras esta siga bajo el liderazgo de Mahmud Abás, quien desde luego no representa en absoluto a la facción rebelde que ha sido en gran parte responsable de provocar al Estado de Israel con ataques que generan respuesta sobre la población palestina. Un cambio de líder me parece es la primera condición para el fortalecimiento del Estado Palestino unido. Siempre es importante rescatar lo positivo, aunque sea mínimo el beneficio, sin embargo y sin caer en el pesimismo, la política internacional hasta el momento no parece tener incidencia en el proceso de construcción de paz y el masivo reconocimiento internacional del Estado Palestino seguirá siendo un apoyo moral en tiempos de necesidad de apoyo real, como el convencer que Israel permita el ingreso de cuerpos de paz que llevan alimentos a los desplazados por los constantes ataques militares del pueblo de Sion. Ya después se puede hablar de dividir Jerusalén, de recuperar fronteras, de convencer a Israel que se sume al reconocimiento internacional. Tareas nada sencillas.