Arrancamos… Obregón comenzó a centralizar y concentrar el poder de la Revolución, pero. "A un incipiente poder del Estado, iba a oponerse de manera natural la Iglesia, bien consciente de que el crecimiento del mismo y la aparición de un Estado moderno iba a restar fuerza a su poder secular”. El gobierno de Obregón no se podía dar el lujo de enfrentarse abiertamente al clero político, pero por interpósitas personas: generales y gobernadores, hizo una continua guerrilla anticlerical. Tal es el caso del licenciado José Guadalupe Zuno Hernández, que, como Gobernador de Jalisco, y con el beneplácito de Obregón, desencadenó una nueva persecución, brutal e inesperada. Zuno, con su furibundo anticlerismo y apego a la ley, que comenzó a aplicar al pie de la letra; y el controvertido obispo Francisco Orozco y Jiménez, (en la clandestinidad luego de haber regresado al país) provocaron un conflicto entre Iglesia y Estado. La persecución religiosa hizo crisis en Jalisco, y comenzó a correr la sangre...como un ensayo general del conflicto que poco más tarde se extendiera a nivel nacional y que fue conocido como "Cristiada". El hombre trascendente en la historia de México, por haber cimentado la institucionalización; el presidente de la voluntad de acero, que no admitió términos medios, que hizo respetar íntegramente la Constitución de 1917, fue el factor determinante para que se ahondaran las divisiones y aflorara el conflicto religioso a nivel nacional en la modalidad de lucha armada. Plutarco Elías Calles hizo aprobar la Ley Reglamentaria del artículo 130 Constitucional, la que fue promulgada y publicada el 6 de enero de 1926. Esa disposición legal prohibía, terminantemente, la manifestación de actos de culto religioso en lugares públicos. Calles ordenó a los gobernadores de los estados que hicieran aplicar estrictamente las disposiciones legales en la materia. Pero, el clero, no se quedó callado... El arzobispo de México, José Mora y del Río, externó conceptos que fueron "la gota que derramó el vaso". En entrevista publicada por el periódico "El Universal" el 4 de febrero de 1926, expresa. La doctrina de la Iglesia es invariable, porque es la verdad divinamente revelada. La protesta que los prelados mexicanos formulamos contra la Constitución de 1917 en los artículos que se oponen a la libertad y dogmas religiosos, se mantiene firme. No ha sido modificada sino robustecida, porque deriva de la doctrina de la Iglesia. La información que publicó El Universal, de fecha 27 de enero, en el sentido de que se emprenderá una campaña contra las leyes injustas y contrarias al Derecho Natural, es perfectamente cierta. El Episcopado, clero y católicos, no reconocemos y combatiremos los artículos 3,5, 27 y 130 de la Constitución vigente. ¡Es un reto al gobierno y a la Revolución! fue la violenta exclamación del general Calles, quien ordenó se consigna al turbulento arzobispo ante la Procuraduría General de Justicia. Esa intencionada declaración, que luego fue desmentía por el citado arzobispo, trajo muchas y graves consecuencia con autorización del Papa Pío XI, el Episcopado mexicano decidió suspender, unilateralmente, el culto del público en todos los templos del país; ese hecho fue la chispa que produjo la infausta "Rebelión Cristera" El Presidente Calles, investido de poderes extraordinarios, reformó el Código Penal, en lo referente a las infracciones cometidas contra el artículo 130 Constitucional. Esa nueva disposición legal motivó al Episcopado a decidirse a la suspensión de los cultos religiosos y al cierre de los templos; disposición legal que también motivó que la Liga Defensora de la Libertad religiosa emprendiera una campaña pacífica de protesta denominada "Bloqueo Económico Social" Los efectos del boicot llegaron a convertirse en un espectro socio-político aterrador. Los negocios disminuyeron en más del 75% en la ciudad de México, de agosto a diciembre de 1926. Y, junto con una temporada mala de cosechas, de la disminución del henequén y a la baja internacional de la plata, vino un descenso considerable en la producción petrolera, todo lo cual tuvo una repercusión muy dura para la vida económica de México.
MI VERDAD.- El boicot no logró hacer disminuir las tensiones entre la iglesia y el Estado, pero si estremecer gravemente la economía del país. ¿Qué parecido hay con las reformas de hoy?