Un hombre llega a su empleo con los dos ojos morados.
Su jefe le pregunta qué le sucedió, y el hombre respondió:
- El domingo estaba en misa, y cuando nos pusimos de pie, noté que a la señora que estaba enfrente de mí, su falda se le había metido entre los glúteos, así que lo saqué...
- Ella se volvió y me dio un puñetazo en un ojo.
El jefe le dice:
- ¡Ah!, ya veo, pero ¿Y en el otro ojo?... ¿Qué te pasó?
El hombre le contesta:
- Bueno, es que como ella se había enojado... pues, puse la falda en donde estaba...