Siempre me pregunto: ¿por qué sigo publicando? Y la respuesta es que me gusta; sin embargo, noto que a la gente no le atrae lo que escribo o simplemente no le interesa.
Aun así, sigo intentándolo y no me canso, aunque reconozco que el hecho de que nadie me lea sí me incomoda un poco. Claro, sé que nadie está obligado a leer.
Vivimos en una época en la que cada vez menos personas leen por gusto. La lectura, siendo uno de los pilares fundamentales del conocimiento y la comunicación, ha experimentado un notable declive en la era contemporánea.
Esto provoca que quienes nos dedicamos a escribir seamos cada vez menos valorados, y que la práctica de sentarse frente a una computadora a plasmar ideas parezca estar quedando en el olvido. Ser escritor es ser mensajero, es tener la capacidad de transformar a las personas o al menos su forma de pensar.
Sin embargo, siento que el tiempo para quienes escribimos se va acortando… aunque las ganas de escribir nunca mueren.