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Recuerdo una vez, como director de una institución educativa, regresaba de una diligencia temprano y al verme los trabajadores manuales, que se encontraban sentados, se levantaron inmediatamente a continuar con sus labores. En lo personal, no me molestaba verlos sentados; a menos que su trabajo no estuviera realizado, y es que en mis tiempos de estudiante que trabajé en diversos empleos los patrones se molestaban por ver a sus empleados sentados a pesar de que hubiesen terminado sus tareas, como si parte del trabajo fuera sufrir estando de pie la jornada completa. Ante esta cultura patronal-organizacional de ver sufrir a los trabajadores basado en el miedo al líder; es que el gobierno actual ha promovido y aprobado la denominada Ley Silla; dicha ley exige a los empleadores proporcionar sillas con respaldo a sus empleados, particularmente en trabajos que implican largas jornadas de pie. Esta ley busca proteger la salud de los trabajadores, previniendo problemas como várices, problemas circulatorios, fatiga muscular o lesiones articulares, causados por permanecer de pie de manera prolongada. En lo personal me parece acertada la nueva disposición legal, y es que ver a trabajadores como, por ejemplo, cajeros en supermercados de pie durante horas es lamentable y evoca escenarios de una falta de cultura de respeto hacia el trabajador. Y es que el derecho al descanso laboral no es solo el día destinado para ello ni los espacios para la alimentación, sino los espacios entre la jornada laboral en que un trabajador debe hacer pausa para recuperar fuerzas o despejar la mente sin presión alguna. Y sobre este último punto, los tiempos de descanso y las características de los asientos con respaldo siguen siendo expectativas dentro de la nueva ley que deberán ser especificadas en días siguientes. El objetivo final de esta ley es contrarrestar el agotamiento físico y emocional de trabajadores en condiciones difíciles de trabajo y con ello entrar en un escenario en que las personas no tengan por qué sufrir en el desempeño de sus funciones. Chile, Argentina, España, son países que cuentan con este tipo de legislación que busca como finalidad la mejora de la salud física; un descanso óptimo; la promoción de un mejor estado de ánimo y la reducción de la fatiga, pero más allá de ello, la idea es modificar esa micro cultura organizacional reticente que dice que el mejor trabajador es el que más sufre, el que se va más tarde, el que dura más tiempo de pie, el que menos va al baño, el que menos tiempo pierde consumiendo sus alimentos, porque al final esto es parte de un sistema de explotación que afecta al trabajador e incide en su rendimiento y la idea es procurar el bienestar de todas y todos. Bien por esta ley, en muchas ocasiones no es el salario, sino la mejora de las condiciones laborales lo que motiva a un trabajador, y esta ley tiene definitivamente ese objetivo.