EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, vivir en el municipio de San Pedro de las Colonias se ha vuelto complicado. Los que habitamos en este hermoso lugar, tenemos que batallar para abastecernos de agua potable; batallamos con la energía eléctrica, y la CFE cada día brinda un servicio de lo peor; los apagones y las altas y bajas en el servicio eléctrico son cosa de todos los días y en todo el municipio.
En los últimos días, debido a las lluvias, ya tenemos otra vez la presencia de los zancudos y, con ellos, la amenaza del dengue, enfermedad que el año pasado nos puso una friega muy regular a los Sampetrinos. Aparte de eso, encontrar en San Pedro un buen trabajo no es cosa fácil. Los salarios son bajos y muchos jóvenes y adultos tienen que emigrar para buscar un mejor trabajo en otro lugar.
También, los que vivimos en San Pedro, tenemos que lidiar con el tráfico. Seas peatón o conductor, debes transitar con mucho cuidado porque eso de la cultura vial en San Pedro es cosa muerta. Luego, está el estado del pavimento en muchas de nuestras calles y caminos rurales que en algunos sectores están para llorar como está el alumbrado público en otras tantas calles. Vivir en San Pedro ya no es tan fácil como antes, aunque muchos preferimos vivir aquí antes que en otro lugar del mundo.
Hablando de otras cosas, el pasado fin de semana llamó la atención que el sábado y domingo por la mañana se instalará en la plaza de armas una mesa en la que la coordinadora de los programas sociales del gobierno federal se puso a recolectar firmas para que el gobierno del estado de Coahuila suscriba el convenio para que los discapacitados mayores de 30 años reciban el apoyo federal que solo reciben los menores de 29 años. La idea e intención de botepronto parece muy buena y muy positiva, pero como suele suceder en estos tiempos de la mal llamada 4T, no se dicen las cosas completas y es obvio que estas acciones son parte de una estrategia para golpear al gobernador del estado porque dicen que las firmas son para que los discapacitados de más de 30 años tengan la beca, pero no aclaran que el gobierno del estado tendría que poner el 50 por ciento de ese dinero y que el programa lo dirigen directamente las chicas del Bienestar.
Para empezar, ese programa representaría una enorme sangría para las arcas estatales. Luego, esta campaña de recolección de firmas no la están pidiendo ni impulsando ningún grupo de discapacitados, la están impulsando directamente los coordinadores y el delegado estatal del programa del Bienestar. En otras palabras, todo es pura grilla porque, a ver, por que las chicas del Bienestar no le piden al gobierno federal que absorba al cien por ciento esa carga financiera. En este caso, también es cuestionable el hecho de que sean burócratas federales los que promueven esta campaña de recolección de firmas.
Qué tan ético y moral es el hecho de que por instrucciones del tamaulipeco que está como delegado del Bienestar se esté obligando a los beneficiarios de 65 y más y otros programas sociales, que vayan a firmar en esas listas con las que se pretende presionar y hacer quedar mal al gobierno estatal. Y también es pertinente preguntar de dónde sale la lana para montar esta pantomima que al final de cuentas tiene un fin meramente electoral...