Un médico quería salir del trabajo e ir a pescar, así que se acercó a su asistente y le dijo:
- Manuel, mañana voy a pescar y no quiero cerrar la clínica. Quiero que te encargues de la clínica y de todos mis pacientes...
Responde Manuel:
- ¡Sí, señor!
El médico se va de pesca y regresa hasta el día siguiente y le pregunta:
- Entonces, Manuel, ¿cómo estuvo tu día?
Manuel le dijo que atendió a tres pacientes:
- El primero tenía dolor de cabeza y… así que le di paracetamol...
El médico le dice:
- Muy bien, muchacho Manuel, ¿Y el segundo?
Manuel contesta:
- El segundo tuvo indigestión y le di Gaviscon...
El doctor exclama complacido:
- ¡Genial!... Eres bueno en esto, ¿Y qué tal el tercer paciente?
Un poco incómodo Manuel le responde al médico:
- Señor, estaba sentado aquí y de repente la puerta se abre de golpe y entra una joven hermosa. Como un rayo, se quita la ropa, se quita todo, incluso el corsé y la ropa interior, y se tumba en la mesa, abriendo las piernas y gritando: “¡AYUDA! ¡Hace cinco años que no veo a ningún hombre!”.
El médico sorprendido le dice:
- ¡¡Dios mío…!! ¿Y... qué hicisteee?...
Manuel le responde:
- Le puse gotas en los ojos...