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“No soy pobre. Soy sobrio. Pobre es el que necesita mucho”; estas palabras definieron el quehacer del presidente de izquierda más influyente de nuestra época; ejerciendo siempre una forma atípica de ejercer el poder, José Mújica, expresidente uruguayo acaecido el pasado 13 de mayo deja un legado de referencias directas de conducta para quienes ejercen el poder en todo el mundo. Más allá de su dura lucha como revolucionario, su congruencia entre su discurso y los hechos una vez con el poder presidencial dejan una profunda huella indeleble con eco en la posteridad. Como presidente, una vez electo, rechazó los privilegios de la residencia presidencial y gobernó desde su humilde hogar, así mismo, el 90% de sus ingresos como mandatario los donaba para causas sociales en acciones de combate a la pobreza, también viajaba en su viejo Volkswagen, por ello, su estilo de vida hizo que ganara el sobre nombre de “el presidente más pobre del mundo”, por ello se convirtió en uno de los más admirados por su integridad como persona y servidor público. Su legado no se limita a su extraño comportamiento como político, sino a las profundas reformas que hicieron de Uruguay un país progresista y liberal; pues en su gobierno se legalizó la mariguana, el matrimonio igualitario, el aborto y se redujo la pobreza de 30% a 10% mediante la redistribución de la riqueza a través de la política tributaria y el gasto social. Bajo su mandato se implementó el proyecto regional insignie de la OEI “Luces para Aprender” y Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina con energía eléctrica en todas sus escuelas, lo que entonaba congruentemente con su profundo discurso: “Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación, y otra vez, educación. Los gobernantes deberíamos ser obligados todas las mañanas a llenar planas, como en la escuela, escribiendo 100 veces, “debo ocuparme de la educación”. Resulta totalmente insuficiente en este breve espacio glosar los avances de Uruguay bajo el mandato de Mujica, sus atinadas reformas de avanzada le dieron un impulso decisivo a la izquierda en el continente fortaleciendo la democracia social además de sentar un referente preciso del modelo personal de gobernar, algo que definitivamente no se ve en la actualidad. En su persona la izquierda encontró el modo de caminar al lado del capitalismo salvaje en nuestra región sin mezclarse en plena congruencia con la vida de luchador social (guerrillero) de Mujica. Hombre de ética personal y profesional que se ha convertido ya en un símbolo universal. En paz descanse el guerrillero, militante, preso político y presidente ejemplar.