Gran calamidad padece el pueblo cuando el gobierno es tomado por individuos que no tienen la aptitud y estatura intelectual ni moral para dirigir y coordinar los haberes de su pueblo y disponerlos al Bien Común.
Gobernar es ordenar, como hacer Justicia es ajustarse al Bien Común. Las personas que tengan los deseos de gobernar deben tener en su voluntad las virtudes de la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza, y, en su intelecto las virtudes de la sabiduría, la inteligencia, el consejo y la ciencia. Sin todas esas virtudes no se puede gobernar, es decir, realizar (en el sentido de hacer realidad) lo posible para el Bien de la Comunidad, ajustándose al Derecho Natural y estableciendo las leyes y las disposiciones necesarias para lograrlo.
La ciencia del pasado, la historia, nos da constancia de imperios y naciones que se extinguieron a causa de malos gobernantes, es decir, se pusieron en manos de individuos incompetentes, vicios, iletrados, con graves problemas y padecimientos físicos y psicológicos.
Entre los vicios que presumían y gastaban a diario esos malos gobernantes están; la soberbia, la avaricia, el orgullo, el resentimiento, la egolatría, la envidia, la violencia, la prepotencia, la gula, la lujuria, la pereza, las perversiones sexuales, la mentira, la traición, la corrupción, etc.
Las consecuencias para el pueblo fue sufrir la miseria, la injusticia, la insalubridad, el despojo de sus bienes, la carestía, las guerras, la muerte, pérdida de su libertad, su identidad y sus tierras y al final su país.
Como nadie escarmienta en cabeza ajena, en la actualidad hay pueblos que siguen padeciendo ser gobernados por individuos de la más baja ralea como es el caso de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Colombia y ahora México con un gobierno en manos de la mafia del poder.
Cómo funcionan los malos gobernantes; son rapaces, movidos por la codicia, se adueñan del país y corrompen sus finanzas, para ellos todo tiene precio, despojan al pueblo de su identidad, lo dejan sin fines, sin misión ni Bien Común, solo con la idea de buscar salvarse individualmente y procurar su interés personal.
Para el pueblo no hay democracia ni participación pues no tiene presencia en la toma de decisiones, es solo una masa de habitantes que sobrevive y es manejado con criterio cuantitativos.
Destruye las instituciones que le estorban y a otras las pervierte como es el caso del ejército, que le quita la misión, trata a los soldados como mercenarios o esclavos, le borra el sentido de lealtad y lo ocupa en menesteres inapropiados a su investidura.
El Poder Legislativo está creado para ilusionar al pueblo, hablarle del mito de su soberanía y de sus derechos que les serán respetados y la promesa de una supuesta vida de prosperidad, las leyes comienzan dando la ilusión de libertad y cuando más cae la moral y la justicia, más se multiplican las leyes.
Usan la prensa porque da sensación de seguridad para las pasiones populares y mantener la lucha social en su carácter de artificial. Y la prensa y medios de comunicación que no se someten a sus consignas las destruyen.
Promueven una subcultura materialista porque lleva el signo de la muerte: la droga, la eutanasia, la guerra, el terrorismo, la extorsión y todo los que sirva para disolver la vida social, para eso siembran el odio entre los mexicanos y dan impunidad a los criminales.
Destruyen todo lo que le da vida, progreso, bienestar al pueblo, minan su economía endeudando al país para ponerlos en manos de los usureros internacionales, sus empresas, su comercio, su educación, su cultura y religión, no dejan piedra sobre piedra.
Los malos gobernantes odian la verdad, la bondad y la belleza, atacan las virtudes y a los hombres y mujeres que las portan, le gusta la mediocridad, la simulación, todo lo que degrade a la persona humana por eso promueven la pornografía, las perversiones sexuales como la pedofilia y la ideología de género para generar la confusión sexual entre los niños y jóvenes y todos los vicios que degradan a la población.
El gobierno es y debe ser para los mejores hombres y mujeres de su comunidad, que vivan y actúen de manera virtuosa en todas y cada una de sus acciones públicas y privadas, de esa manera México y los mexicanos recuperarán su libertad, su patria y su república. Usted lector dice la última palabra.