EL PROFE, MARIO CEPEDA RAMÍREZ
Al Profe Mario, lo conocí a finales de los años 70’s. Él militaba en el Partido Popular Socialista (PPS); yo, en el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT).
Él, andaba haciendo activismo en los terrenos, en los que había asentamientos irregulares. Hacía mancuerna, con un líder, a quien le apodaban “El Manitas”, quien fuera arteramente asesinado en un antro, que estaba enfrente del Bosque Venustiano Carranza. Yo, andaba formando comités ciudadanos para el PMT, con los jornaleros agrícolas, ferrocarrileros y profesores de la Sección 35, pues yo pertenecía a esa sección, en la que encabecé, junto con otros profesores de la Zona Escolar #15, si no la más, una de las más combativas de toda La Laguna, un movimiento, al que le llamamos, Coordinadora Regional del Magisterio que, como ya lo he comentado, dio pie, para que surgiera la Coordinadora Nacional del Magisterio.
Pasaron varios años y conocí al Profe Mario, cuando ya militaba en las filas del PRI y ya se hacía notar, gracias a sus grandes dotes de orador, mismos, que lo hacían famoso e indispensable para los candidatos a puestos de elección, cuando comenzaron a incursionar en la política, los ricos empresarios, que les disputaban a los militantes sobresalientes, los cargos de elección popular, pues, se comenzaron a elevar los costos del proselitismo, pues ya no era con el discurso solamente que se convencía a votar por el candidato, sino que se comenzó con las dádivas, “apoyos” disfrazados de ayudas, con tal de conseguir el voto. Esta fue la primera era dorada de el Profe, porque, no había candidato a puesto de elección, que no necesitara de sus servicios para abrir, desarrollar y cerrar un mitin o acto proselitista.
Con altas y bajas, el Profe se enfrentó a todo tipo de obstáculos, pero su carisma y sus dotes de orador, siempre lo sacaron a flote.
Luego vino la nueva generación de políticos –algunos adinerados- que, para ellos, el Profe la hacía de maestro y, junto con un gran orador, ese sí de veras, Salomón Athiye, se formaron buenos cuadros que sobresalieron en la política y han llegado a ocupar puestos de gran calado y, que hasta la fecha, siguen vigentes.
Pero la mejor época que ha tenido el Profe, ha sido, a partir de que los Moreira y, con ellos, varios políticos jóvenes, que adoptaron al Profe, primero como operador, después como una especie de bufón, pues, su carisma y ocurrencias, lo volvieron casi imprescindible para los muchachos.
Los Moreira, fueron lo que más apoyo le han dado y, en esa época, tuvo sus mejores momentos, pues, el Profe, a partir de ahí, se convirtió, casi en el propietario del PRI, a través del Movimiento Territorial, pues, los presidentes del Partido en Torreón, se volvieron irrelevantes por su poco conocimiento de la política y de los mecanismos partidistas, de tal forma, que el PRI, por temporadas, se convertía en un elefante blanco y, quien siempre estaba al pendiente, o, al menos le daba un poco de vida, era el Profe, que siempre estaba al pie del cañón. Seguramente, de ahí su enojo, cuando hizo la gran pantomima de anunciar su renuncia, al partido que le ha dado todo, todo, es todo. Y ese, creo, que fue su error, porque muchos priistas nunca se lo perdonaron.
Con el poder que acumuló con el tiempo, posiblemente, el Profe pensó que si se salía del PRI, el partido se derrumbaría y, ¡oh, sorpresa! A nadie le preocupó, por el contrario, muchos, pero muchos priistas, se alegraron.
Y, cuando ya había pasado la tormenta, y ya había metido a más miembros de su familia a las nóminas del Municipio y del Estado, la soberbia, ese defecto que siempre lo ha dominado, lo hizo que cometiera un error garrafal, todo, porque no le asignaron un lugar en un área preferencial, en un evento masivo, lo que ocasionó, que la emprendiera contra la responsable del acomodo en el evento, primero con palabras altisonantes, a golpes, después, ahora con la intervención de una de sus hijas, causándole fuertes golpes a una ayudante de la encargada y a la encargada también. ¡En pleno acto partidista!
Las ofendidas interpusieron sendas demandas penales, que no surtieron efecto inmediato, sino que, más de dos años después, ya sin el cobijo de sus amigos poderosos, el Profe fue sentado en el banquillo de los acusados y, lo peor, para su ego, llevando una pulsera de seguridad, los días previos al juicio.
Cuando se presentaron estos hechos bochornosos, personalmente, publiqué en la primera plana de SinCensura, que el Profe ya había dado todo lo que tenía que dar y, que era mejor que se retirara.
Y como siempre, como lo he dicho antes, cuando digo, te lo dije, siempre es demasiado tarde.