La mejor columna política de La Laguna, por SinCensura®.
El éxito electoral de Morena descansa en una eficaz implementación de los programas sociales y el control de la narrativa gracias a un encomiable esfuerzo personal del presidente López Obrador de dar su versión de los hechos todos los días en las mañanas.
Su objetivo fue no dejar espacios por donde crecieran visiones de la oposición. Que estás versiones llegaran al círculo rojo, pero que la población mayoritaria tuviera la versión del gobierno para explicarse lo que está pasando.
El sexto Informe de Gobierno es un eslabón más en la cadena de la comunicación política del gobierno lopezobradorista. Es el último Informe, pero no el último eslabón.
Durante septiembre el presidente tendrá un protagonismo revitalizado. Se comunicará a cada rato con sus seguidores. Hasta es posible que el día 30 de septiembre se anime a dar un último informe de los avances logrados por el Plan C. Todavía faltan muchos mensajes presidenciales
Que el Poder Judicial, incluida la Suprema Corte de Justicia de la Nación, esté en paro es un hecho inusitado, sin antecedentes en la historia del país. Se muestra así la crisis terminal en la que se encuentra uno de los Tres Poderes de la Unión.
Es una mala noticia para todos. Está justo donde el presidente quiere que esté para preparar la estocada definitiva. Nadie duda que la impartición de justicia requiere una reforma, pero dinamitar el andamiaje para comenzar de cero no es una opción atractiva.
Con respecto a la Reforma Judicial hay un serio déficit de información. La población mayoritaria no entiende lo que está pasando, ni sus implicaciones. Algunos recuperan el aspecto de que el “pueblo” vote por los jueces, pero no lo conecta con el fin de la carrera judicial, ni lo que pasará con los jueces que queden en el aire.
Nada parecía, hasta la noche del martes, evitar que la iniciativa de Reforma al Poder Judicial se aprobará tal y como la envió López Obrador al Congreso, sin cambiar una coma y sin incluir las observaciones que se hicieron durante la farsa que resultaron ser los “foros de discusión’’ sobre el tema.
Los morenistas cumplieron lo que dijo en su momento Ignacio Mier, que dichos foros eran “para escuchar’’, no para “modificar’’.
Así que, pese a la reiteración de los riesgos que expusieron la oposición, las escuelas y facultades de derecho, organizaciones civiles, organismos empresariales, los integrantes del propio Poder Judicial, nada impedirá que a partir del 2025 el Poder Judicial esté compuesto por jueces y magistrados elegidos, sorteados o rifados, por los morenistas.
Ni siquiera la promesa de analizar el cambio de manera gradual se va a cumplir; Morena tiene prisa por complacer a López Obrador, por regalarle una reforma que pueda presumir el 15 de septiembre, sin que importen las opiniones informadas de expertos en la materia.
Pocos en el país están en contra de una Reforma al Poder Judicial; por supuesto que es necesaria y urgente, pero no en los términos que plantea Morena, mucho menos en los plazos que se acortarán facciosamente.
Si el peligro para el país radica en el método de selección y su porosidad para que participe cualquier enviado de la delincuencia organizada, el truco estará en los requisitos que impondrá el partido presidencial para que todos aquellos con ínfulas de juez puedan participar.
La supuesta pausa que había pedido Claudia Sheinbaum para no violentar el proceso legislativo en la aprobación de la Reforma Judicial fue una mentira.
Hace unos días, después de que los embajadores de Estados Unidos y Canadá manifestaron las preocupaciones de sus gobiernos e inversionistas sobre dicha iniciativa parlamentaria, el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena, declaró que, a sugerencia de Sheinbaum, la reforma no se aprobaría en los primeros días de septiembre: “La presidenta sugirió no acelerar la discusión de la Reforma Judicial, vamos a dar plazo para la publicidad, la deliberación y la discusión’’, dijo Ricardo Monreal después de una reunión con la presidenta electa.
Pero, luego de la ceremonia de instalación del Congreso de la Unión, se dio la primera lectura del dictamen aprobado por la Legislatura que recién concluyó.
Y el martes se discutió (es un decir) y se aprobó, en lo general, con 359 votos a favor, 135 en contra y 0 abstenciones, el dictamen por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política, en materia de Reforma al Poder Judicial.
Así que, en los primeros tres días de la nueva Legislatura, sin mayores trámites, Morena impuso a su mayoría sin que la “sugerencia’’ de Sheinbaum haya tenido efectos. O simplemente se impuso, otra vez, el peso del presidente López Obrador sobre las decisiones de la propia Sheinbaum.
Si así fueran las cosas, el escenario para la nueva presidenta será terrible pues los legisladores morenistas y los de sus rémoras seguirán obedeciendo las órdenes del caudillo y no las de la heredera. Por lo pronto, sumemos la primera mentira.
La antesala al Senado de la Reforma al Poder Judicial aceleró cerrar filas en la oposición para enfrentar, en bloque a la aplanadora de Morena y sus aliados que solo les falta un voto para consolidarla.
El compromiso de las tres bancadas, PRI, PAN y MC es amarrarse, si es posible a los escaños para evitar que pase esa reforma. Todos están citados para no tener fallas ni ausencias. Todos van en contra y juraron no ser ninguno más Judas.
Son los 43 senadores opositores que no están dispuestos a ceder su voto para que Morena pueda aprobar esa reforma que hoy mantiene en la calle a los trabajadores del Poder Judicial defendiendo sus derechos.
Lo quieren pulverizar y los trabajadores que sumaron el apoyo de ministros, magistrados y jueces, así como el estudiantado de la máxima casa de estudios, UNAM, reforzaron la resistencia.
Esa resistencia mantiene irritado al presidente López Obrador, pues ese movimiento de paralizar el Poder Judicial y la salida de los estudiantes a las calles, están manchando su fin de sexenio que termina el día último de este mes.
No pierda de vista los encuentros entre los líderes del PAN y el PRI, Marko Cortés y “Alito” Moreno que buscan reforzar, ese bloque con MC para enfrentar esa reforma que llegó el miércoles por la noche. Se espera un fin de semana de sesiones.
Para nadie es secreto que el líder de la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal sin el mayor esfuerzo, logró la aprobación con sus dos tercios de legisladores para avanzar de San Lázaro al Senado.
Los senadores sesionaron desde este jueves y estarán bajo la lupa de los mexicanos para conocer de que están hechos los legisladores y los partidos políticos.
Si se impone Morena y aliados, será un gran triunfo del presidente López Obrador y sus coordinadores Adán Augusto y Ricardo Monreal, pero si pierden, entonces será un severo golpe al que manda en Palacio Nacional.
La Cámara Alta será la sede que puede registrar la ruta que seguirá el sexenio, porque si logra los dos tercios en el Senado, nada detendrá al partido oficial de hacer y deshacer, al menos hasta las elecciones intermedias para renovar los diputados.
Para todos los que se preocupan por quién será el tercer judas que se venda con Morena para que el partido presidencial tenga la mayoría calificada en el Senado, pierden el tiempo. La explicación es sencilla.
Morena requería de tres votos para lograr la mayoría calificada; ya tiene dos (los traidores del PRD) y todos piensan que estaría a la caza de uno. Pero no es así; de hecho, ya ni les preocupa por una razón.
El reglamento del Senado dice que, si acuden los 128 legisladores a una sesión, la mayoría calificada requiere de 86 votos.
Pero es rarísimo que en una votación acudan los 128, porque siempre habrá tres, cuatro o cinco, que, por diversas causas, no acudan o se ausenten al momento de emitir su sufragio.
Así que, jugando con las estadísticas, Morena solo esperaría que a alguno de los diputados de oposición se le fuera el vuelo, se le ponchara una llanta o le diera Covid, de esas cosas que pasan.
Esto viene al caso por la hospitalización que sufrió el senador priista Miguel Riquelme por razones de salud, aunque no deja de despertar sospechosismo.
Luego de saberse que el legislador coahuilense se realizó un chequeo y fue sometido a una intervención quirúrgica, los senadores consideran que, con la ausencia de Riquelme, Morena tendrá el voto que le falta para lograr la mayoría calificada en el Senado y con ello aprobar la Reforma al Poder Judicial.
Todos los coahuilenses deseamos que Riquelme se recupere pronto, sin embargo, el país podría no recuperarse de una reforma, que muchos sectores consideran que no es la idónea para mejorar al Poder Judicial, y que puede perjudicar a la democracia y a la economía de México.
No está usted para saberlo ni nosotros para contárselo, pero después de la jornada electoral del 2 de junio, Miguel Riquelme recibió dos llamadas que fueron clave.
La primera, del presidente López Obrador quien lo felicitó porque al final llega como senador de minoría a la Cámara Alta. La segunda, de Sheinbaum quien también lo felicitó y además le expresó que tiene un lugar en Morena el día que decida cambiarse de partido. Algo bien debe estar haciendo don Miguel Riquelme para haber recibido una invitación directa de la presidenta electa, ¿no lo cree?
Los analistas del quehacer político comentan que el ciclo de la política de Riquelme en el PRI, ya termino. Y él, como buen político que siempre lo ha sido, habrá de reinventarse tarde que temprano. Pero en Morena ya lo esperan con los brazos abiertos. A ver.
Los grupos de estudiantes de derecho de todo el país realizaron movilizaciones a favor de la Reforma al Poder Judicial. De ahí se articuló un grupo de estudiantes que, dijeron irían de facultad en facultad a “informar’’ a quienes están en contra de la reforma.
Si bien todos tienen derecho a expresarse a favor o en contra, con los ánimos tan caldeados, las autoridades deberán estar pendientes de que no haya un choque entre los grupos que están a favor o en contra.
Ante lo que es un hecho consumado, las facultades y escuelas de derecho cuyos estudiantes, junto con algunas organizaciones de la sociedad civil, que tenían prevista una marcha del Ángel de la Independencia a la sede del Senado, el domingo 8 de septiembre, tendrán que adelantarla o de plano cancelarla.
Se supone que la movilización será para evitar la aprobación de la Reforma Judicial, pero como la aplanadora ya se echó a andar, es muy probable que antes de que termine la semana, el Senado la dé por buena al documento aprobado en San Lázaro el mismo miércoles. Así que a los organizadores les gana el tiempo.
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