Dos ancianos piensan que están cerca de sus últimos días, así que deciden pasar una última noche en la ciudad.
Después de unas copas, terminan en la casa de citas local. La dueña echa un vistazo a los dos viejos y le susurra a su gerente:
- Sube a los dos primeros dormitorios y coloca una muñeca inflada en cada cama. Estos dos son tan viejos y están tan borrachos que no voy a desperdiciar a dos de mis niñas con ellos. No notarán la diferencia...
El gerente hace lo que le dicen y los dos ancianos suben y se ocupan de sus asuntos. Al finalizar y mientras caminan a casa, el primer hombre le dice a su amigo:
- ¿Sabes?, creo que mi niña estaba muerta...
Su amigo se sorprende y le pregunta:
- ¿Muerta?, ¿Por qué dices eso?
Contesta el anciano:
- Bueno, ella nunca se movió, ni hizo ningún sonido durante todo el tiempo que estuve amándola.
Su buen amigo le dice:
- Bueno... Podría ser peor, creo que la mía era una bruja...
El anciano con gran sorpresa le dice:
- ¿¿Una bruja??… Pero, ¿Por qué diablos dices eso?
Contesta su amigo:
- Bueno, le estaba haciendo el amor, besándola en el cuello, y le di un mordisco... luego se tiró un pedo y salió volando por la ventana… ¡Hasta se llevó mis dientes!