Arrancamos… Se ha sostenido muchas veces que México es un país sin tradiciones democráticas. México ha sido en realidad escena de importantes impulsos democráticos. Pero hasta hace poco, todos ellos habían sido derrotados. Nuestra historia es rica en gestas democratizadoras, desde el autogobierno comunal hasta los grandes proyectos de federalismo liberal; desde el "¡Sufragio efectivo, no reelección!" de Madero hasta el navismo potosino de los años sesenta y setenta. Pero las tendencias autoritarias siempre fueron más fuertes que ellas. Los logros democráticos de los últimos años tienen antecedentes recios en el terco federalismo republicano de los primeros 50 años de vida inde-pendiente, el anti estatismo de los anarquistas mexicanos de principios de siglo y el proyecto liberal de Vasconcelos, por solo citar algunos. Ni la derecha ni la izquierda tienen el monopolio de la democracia. Nuestra historia ha conocido demócratas de orientación conservadora y otros de ideario izquierdista radical. En 1939 nació el Partido Acción Nacional que obtuvo su registro diez años más tarde. Desde entonces ha estado pugnando por la democratización del régimen político. Por más que su plataforma social haya presentado opciones conservadoras, no hay duda de que su participación activa en las justas electorales durante más de medio siglo ha contribuido considerablemente al advenimiento de la democracia. Pese a la desigualdad y el fraude, ya en 1946 ese partido presentaba 64 candidaturas para diputados y 23 para senadores. Para 1970 comenzó atraer un voto importante. A finales de la década aparecía ya como un reto significativo. En 1982 obtenía ya casi cuatro millones de votos. La izquierda necesitó 30 años más para obtener la legalidad. La poliuna activa oposición popular. En 1952, la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano lanzaba contra el candidato oficial, Adolfo Ruiz Cortines, la candidatura del general Miguel Henríquez. Guzmán. Durante la campaña, los actos de esa organización fueron violentamente hostilizados, y algunos de sus dirigentes encarcelados. Asimismo, las elecciones fueron escenario de numerosos fraudes y actos de intimidación y los resultados —74% para el candidato oficial y sólo 18% para Henríquez-no lograron mucha credibilidad. Pero lo más terrible sucedió el 7 de julio en la Alameda Central, en donde se habían reunido miles de campesinos para protestar por el fraude electoral. La tropa arremetió contra ellos disparando, y testigos oculares reportaron decenas de muertos. En 1963 se formaba el Frente Electoral del Pueblo (FEP) integrado por el Partido Comunista Mexicano (PCM), la Unión Cívica Guerrerense de Genaro Vázquez y varios dirigentes de la Central Campesina Independiente. Pese a que la Secretaría de Gobernación le negó el registro, el FEP lanzó la candidatura a la presidencia de Ramón Danzós Palomino, conocido dirigente campesino. La campaña, que recorrió todo el país, terminó en la represión e incluso en el encarcelamiento de su candidato. En el año de 1976, una coalición formada por el PCM, el Movimiento Obrero Socialista y la Liga Socialista lanzó la candidatura a la presidencia de Valentín Campa. Su intento de registrarla para que apareciera en las boletas electorales fracasó también y fue totalmente silenciada por los medios de difusión. El gobierno, por su parte, mostró una mayor tolerancia, aun cuando los actos de hostigamiento no faltaron. En esta ocasión festiva, sería injusto olvidar a los precursores de un México plural y democrático. Su memoria nos ayuda a recordar que la democracia es más un proceso que una situación. Y que además es una brega sin fin. El anhelo democrático, vale decir la lucha por limitar el poder del Estado y asegurar la participación del pueblo en las decisiones, es muy viejo. Sin embargo, sus formas de expresión van cambiando con el tiempo y el lugar. Como generalmente la aspiración democrática se define en la lucha contra un despotismo determinado, su contenido se fija en relación con su adversario. La democracia es un ideal que no muere, porque todo sistema político estable es una combinación de autoritarismo y democracia en permanente conflicto.
MI VERDAD.- La democracia es pues un fin y un principio.