EN ESTOS DÍAS, los productores de algodón del municipio de San Pedro de las colonias Coahuila están enfrentando una crítica situación, y ahora si no se ve una posible solución a la actual problemática. Resulta que este año las producciones de algodón están siendo muy bajas, no están llegando ni a las cuatro toneladas y media en promedio, aparte, los precios internacionales de la fibra, que se cotiza en dólares, nomás no subieron y, muy probablemente, muchos productores de algodón van a perder este año y solo unos cuantos van a poder salir a mano. De ganancias, solo les va a quedar la friega.
Según los que saben, la baja en la producción del Algodón se debió a dos factores: primero, la mala calidad de la semilla que se les vendió a los productores. Al parecer, no fue la misma variedad que se les vendió el ciclo agrícola anterior. Fue una semilla no muy apta para las parcelas del municipio y, otro factor, fue el de las altas temperaturas que se presentaron este año. Tuvimos más de 50 días con temperaturas arriba de los 40 grados a consecuencia del cambio climático. En estos días, algunos productores están emprendiendo acciones legales en contra del proveedor de la semilla, aunque reconocen que va a ser muy difícil lograr alguna indemnización, y también están tratando de conseguir algún apoyo gubernamental para poder subsanar las pérdidas, lo cual, también va a estar muy difícil porque como es sabido, la política del actual gobierno federal con respecto al campo es que todo lo que hay va para el sur, donde está el granero de votos del presidente López Obrador, y nada para el norte y el resto del país.
La situación, según me cuentan algunos productores, está muy difícil. Antes, en los tiempos que el presidente Andrés Manuel llama el tiempo del malvado neoliberalismo, había un seguro catastrófico para cubrir daños por el clima, había compra de garantías de venta a futuro para asegurar los gastos de los productores, y había PROAGRO, PROGAN, y otros apoyos que hoy en estos maravillosos tiempos de la mal llamada 4T ya no existen, y los productores tendrán que rascarse con sus propias uñas.
La cosa pinta mal para el sector social del campo, por eso, ante esta situación, y otras más, uno no entiende porque la imagen del Pejelagarto sigue siendo tan fuerte en muchos ejidos y comunidades. Definitivamente, el actual sexenio va ser digno de estudio por parte de politólogos, sociólogos y hasta psicólogos, porque no hay lógica que explique como un político tan insensible y despiadado como Andrés Manuel López, sea tan popular y su imagen a cinco años de haber desmantelado al estado mexicano sea tan fuerte. Su caso es comparable al de déspotas y tiranos que fueron muy populares y queridos por muchos como Hitler, Mussolini, Napoleón y el mismo Antonio López de Santa Ana…