Altos Hornos de México (AHMSA), una de las empresas más importantes y emblemáticas del estado, se encuentra a punto de la quiebra luego de que el plan de rescate en el que intervino el gobierno federal fracasó y la metalúrgica se hunde lentamente entre deudas con proveedores y con su operatividad reducida al mínimo.
Actualmente, los hornos de la siderúrgica operan apenas al 5 % de su capacidad, mientras que miles de trabajadores suman ocho semanas sin cobrar su sueldo, por lo que decidieron tomar las instalaciones de las dos plantas a la que impidieron la entrada de pipas con gas que mantienen apenas operando los hornos que, en dado caso de llegar a apagarse, tomaría al menos seis meses volver a encenderlos, lo que como consecuencia convertiría a la otrora inmensa empresa monclovense en chatarra.
Los trabajadores dieron un ultimátum a la empresa, luego de liberar las instalaciones de ambas plantas aseguraron que esperarían una semana más para recibir sus pagos, luego de las promesas hechas por directivos de la empresa en el sentido de que se pondrían al corriente con los adeudos, algo en lo que según los trabajadores ya no creen, pues ya anteriormente se han incumplido acuerdos por parte de la empresa.
La situación es tan crítica para los miles de familias que dependen de AHMSA, que los líderes sindicales no descartan que se presente un estallido social, pues hay trabajadores que ya no tienen los recursos para cubrir sus necesidades básicas, especialmente la alimentación de sus familias, y otros que han estado perdiendo bienes, entre ellos automóviles, ante la falta de capacidad de pago con las financieras.
Asimismo, han señalado que se les ha mentido de manera descarada una y otra vez, pues incluso se han reunido con Alonso Ancira, todavía accionista de la empresa, en San Antonio, Texas, y en esa ocasión incluso dio fechas para terminar con el conflicto que, finalmente, tampoco se cumplieron, por lo que los trabajadores ya han perdido la confianza tanto en la empresa como en sus directivos.
De hecho, los trabajadores no descartan iniciar saqueos en la empresa para poder obtener recursos, porque en sus casas ya no hay ni que comer, dicen ante los medios de comunicación. Estamos a nada de hacer eso, ya no hay tiempo, dijo uno de los líderes sindicales que dirigieron la toma de las dos plantas de AHMSA.
Por lo pronto, los trabajadores dieron una semana más de plazo a la empresa luego de que cubrieron una parte de los adeudos, un placebo en medio de la profunda crisis financiera que atraviesa la empresa y que la tiene al borde de la desaparición.
Lo cierto es que la empresa no tiene recursos económicos suficientes, pues de los 200 millones de dólares necesarios para reiniciar sus operación es apenas han sido invertidos 50 millones, y no se sabe de dónde podrían salir los recursos necesarios para poder hacer frente a la profunda crisis financiera que enfrenta desde hace meses, cuando su propietario, Alonso Ancira, fue detenido en España por el fraude de Agro Nitrogenados, empresa chatarra que el empresario le vendió al gobierno federal cuando Emilio Lozoya, actualmente preso, era director de PEMEX.
Después, se supo que la planta tenía cerca de 20 años sin operar, pero representó un gasto para PEMEX de 475 millones de dólares, pero aun así se tomó la decisión de adquirirla e invertir millones en rehabilitarla, algo que finalmente nunca sucedió, pues tres años después, ninguna de las plantas se encontraba operando y, por tanto, no había generado utilidad alguna para el estado mexicano. Por este caso, Alonso Ancira fue detenido en Mallorca, España, y posteriormente deportado a México. Ya en México, el empresario negoció su libertad a cambio del pagó de 216.6 millones de dólares en tres emisiones. Por supuesto, el empresario incumplió con el acuerdo reparatorio y se encuentra en estos momentos en San Antonio, Texas, lejos de la crítica situación que atraviesan miles de trabajadores que alguna vez se sintieron afortunados de trabajar en una empresa con grandes sueldos y excelentes prestaciones, misma que ahora se hunde irremediablemente y que parece solo cuestión de tiempo para que se convierta en un monumento más a la corrupción y la impunidad. Al tiempo.
