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Ya huele a sucesión y ya levantó la mano el primer aspirante. El exembajador y ahora aspirante a la candidatura de su partido para la elección presidencial que habrá de llevarse a cabo en menos de un año, Marcelo Ebrard, ha renunciado a su cargo apenas el consejo político de morena definió las reglas del juego para la elección interna tal cual lo señala la convocatoria para garantizar la equidad en la contienda dentro del partido del presidente AMLO. El excanciller ha seguido muy de cerca los pasos del presidente, fue su sucesor como jefe de gobierno en la Ciudad de México y ha trabajado dentro del mismo encargo de primer nivel durante los cinco años de esta administración al lado del presidente, sin duda una pieza bastante fuerte dentro del partido y un rival difícil para cualquier otro aspirante que decida registrarse en la carrera por la presidencia de nuestra nación en caso de que morena aplique un proceso serio, legal, transparente y objetivo en su contienda interna y no juegue a la simulación como ha sucedido en procesos subnacionales como en Coahuila en esta elección local en la cual se impuso a todas luces a Armando Guadiana como candidato y en procesos de ayuntamientos en donde las “encuestas” son solo conceptos abstractos ante un resultado bastante definido con mucha antelación. El proceso inicia el 19 de junio y culmina el 27 de agosto en su primera etapa, que es cuando los aspirantes realizarán su precampaña entre militantes morenistas, para después dejar que inicie el tradicional proceso de encuestas del 28 de agosto al 3 de septiembre anunciando los resultados de esta segunda etapa el 6 de septiembre. Ese día, conoceremos a la o el próximo candidato presidencial que en palabras del partido “defenderán a la 4T” en la elección presidencial de 2024. En lo personal, Ebrard me parece una excelente opción, ha dirigido la Ciudad más importante de México, ha liderado una de las secretarias más importantes del gabinete presidencial que sin duda es factor de crecimiento económico al tener contacto con la inversión extranjera, pienso que su experiencia como funcionario de primer nivel le da un plus que ni siquiera tiene el mismo presidente, y en cuanto a carisma, es un personaje afable y bien colocado dentro de la opinión pública mexicana, sin embargo, nada de esto sirve, pues la prueba de fuego inicia el 19 de junio en donde se espera que no haya divisiones que perjudiquen al partido con miras a enfrentar a la alianza de PAN-PRI-PRD. Es justo en este proceso en donde morena puede salir lesionado al “imponer” un candidato que genere divisiones internas y desde luego fugas de apoyo hacia otras opciones electorales. En 2017 era claro que AMLO sería el candidato de su partido como fundador, y además como única figura con brillo propio, sin embargo, esta vez será diferente, pues solo con Claudia Sheinbaum como rival de Ebrard podemos hablar de una seria competencia con resultados nefastos en caso de simulación en la designación. Tal vez una candidata o candidato único traería sin duda un partido invencible en 2024, pero eso dependerá sin duda alguna de la visión de quienes deciden y de quienes participan en este proceso interno.