Cuando uno fue niño no supo valorar a sus maestros, pero tampoco los llegamos a con su manera de ser, cuando fuimos niños sabíamos que algunos maestros eran estrictos.
Tal vez, no supimos si eran eficientes haciendo su trabajo, solo uno se quejaba por los regaños y hasta jalones de orejas, más nunca nos dimos cuenta de que los maestros quería lo mejor para nosotros.
En la adolescencia, fuimos más intransigentes para ignorarlos porque se nos hacía aburrido ponerles atención en la clase, hace poco, escuche a un joven decía que el olvidó lo que aprendió en la escuela, pero más se entretenía con sus compañeros, hoy se arrepiente y pues no supo valorar a sus maestros ni lo que le enseñaban.
Como ha transcurrido el tiempo y hoy recodemos a los maestros que fueron sembrando en nosotros el conocimiento, hoy somos alguien en la vida, por eso olvidemos si fueron estrictos o regañones, pero cumplieron con su misión.
Al maestro que fue honesto, bueno, que te inspiró respeto, a esos no hay que olvidarlos, hay que agradecerles su paciencia.
Feliz día a todos los maestros.