El deseo natural de cada persona es realizarse en el más alto grado posible, pues sabe y entiende que esa realización lo lleva a la felicidad que es el fin último del ser humano en su tránsito por esta vida terrenal.
Aquí lo importante e interesante es buscar un camino o método que nos asegure esa tan deseada realización plena de todas nuestras potencialidades con las que nacemos y que porta nuestra naturaleza racional y volitiva.
El antecedente más remoto que nos orienta a buscar la realización personal la encontramos en el aforismo griego: “Conócete a tí mismo” que estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y que se atribuye a Tales de Mileto, otros a Socrátes, etc.
Otros documentos completan la frase de la siguiente manera: “Conócete a tí mismo y conocerás el universo y a los dioses”, lo importancia de esta frase es que nos indica el posible y seguro camino para iniciar la realización personal, o ¿Acaso se puede mejor o llevar a su perfección lo que no se conoce?.
En lo personal propongo a los lectores que desean llevar su realización personal a la excelencia el siguiente método: Para acceder a la excelencia cada persona humana debe operar cuando menos cuatro pasos en su interior a saber;
Uno: Conócete a tí mismo,
Dos: Descubrir tu vocación,
Tres: Adoptar tus convicciones (credo) y
Cuatro: Formar tu carácter.
Estas cuatro operaciones (para la perfección cabal de su naturaleza humana) se requieren como mínimo para que la persona humana trascienda y realice en su humanidad, en su tiempo y en su comunidad con las acciones que le demanda su naturaleza social (perfeccionamiento de la convivencia humana).
Para resolver el primer usted debe responder a ciertos cuestionamientos que le ayuden a llegar a una real definición de lo que es la persona humana, para lo cual deberá tener en cuenta: “En el conocimiento del hombre hay grados que van desde el simple conocimiento empírico y vulgar hasta el saber teológico.
He aquí una graduación jerárquica de los tipos de saber sobre el hombre”:
1.- Saber empírico y vulgar;
2.- El saber de las ciencias naturales;
3.- El saber histórico;
4.- El saber filosófico y
5.- El saber Teológico”.
Luego pasará al segundo paso: Descubrir la vocación y nos ayuda la siguiente cita para canalizar nuestro esfuerzo: Agustín Basave Fernández del Valle: “Entiendo por vocación un modo peculiar de propender (caminar) a la plenitud, un conjunto de estimaciones y preferencias que individualizan a las personas, un llamado a ser y a hacer que sólo el hombre siente; El hombre no es inteligencia pura, sino también voluntad; el hombre tiende a la verdad como al bien. Cada uno debe descubrir su vocación.
El tercer paso es adoptar tus convicciones: Del latín “convictĭo”, la convicción es el convencimiento que se tiene sobre algo. Quienes tienen una convicción poseen razones o creencias que les permiten sostener un determinado pensamiento, discurso o acción (credo). Lo bueno de tener convicciones es que sirven para dar sentido y dirección a la vida; y encaminarse al logro del Bien Común.
El cuarto paso es formar tu carácter, por favor no confundir con temperamento, El carácter se forja golpe a golpe como el que da el escultor a su piedra. (A golpes de libertad). Es la segunda naturaleza que cada persona humana se apropia gracias a sus convicciones y fuerza de voluntad, que a través de los hábitos operativos, (hábitos buenos) actualizan las virtudes sobrenaturales y cardinales en su pensamiento, palabra y obra. Llegando a cumplir con estos cuatros sencillos pasos te encaminas a tener una participación real en la comunidad en la que habitas y expandir tu influencia a otras latitudes. De esta forma estarás encaminada a lograr la realización plena de tu persona y vida y ser eficaz en la contienda por lograr el Bien común.