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La noticia sin duda ha sacudido al mundo de los medios de comunicación y refrendado verdades de Perogrullo como el que los gobiernos invierten grandes cantidades de dinero público en medios de comunicación para evitar que “hablen mal” o realicen señalamientos en sentido crítico por malos resultados o acciones gubernamentales. De pronto el caso del juicio de Genaro García Luna, quien es juzgado en los Estados Unidos por crímenes relacionados con la delincuencia organizada dio un giro impresionante cuando uno de los testigos, Javier Villarreal, ex tesorero de la administración del exgobernador coahuilense Humberto Moreira declaró que pagaba millones de pesos mensuales a “El Universal” para ayudar positivamente en la imagen del ex secretario de seguridad calderonista Genaro García Luna. Acusación difícil de sostener, pero que no resulta descabellada, sobre todo cuando conocemos el funcionamiento del sistema y la colusión entre algunos medios de comunicación y los gobiernos de los tres ámbitos. Ya una película de Luis Estrada, La dictadura perfecta, nos dejaría ver la realidad del manejo de esta relación inextricable. Con o sin recursos de dudosa procedencia, evidentes o subrepticios, sobornos o facturas, la realidad es que el gasto gubernamental es bastante ominoso para las finanzas públicas y generoso con los dueños del cuarto poder. Tan solo en el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, el priista gastó 449% más de los presupuestado en comunicación social, es decir, más de 6 mil 373 millones de pesos, cantidad equivalente a lo desaparecido en la llamada Estafa Maestra. Podemos imaginar una mejor manera de invertir los recursos públicos en beneficio de los ciudadanos, pero no es la óptica de los gobiernos que no reparan en gastos en “maicear”, como atinadamente lo dijera Porfirio Díaz cuando se refería a callar a los medios incómodos al sistema. Situación similar sucede en Coahuila, en donde el actual gobierno del Estado eroga 2.3 millones de pesos DIARIOS en publicidad oficial, lo que equivale a la construcción de cuatro hospitales móviles como el instalado en Monclova por año. Lo mismo sucede en el ámbito municipal, tan solo en el municipio de Allende, el año pasado la actual administración gastó más de un millón y medio de pesos en comunicación social, dinero que definitivamente es demasiado para una población de 23 mil habitantes, pero que sin duda lleva el mismo objetivos: que los medios beneficiados hagan “mutis” sobre lo negativo de este gobierno al igual que sucede que los demás. Es por ello que no sorprende el escándalo de El Universal, es decir, los millones gastados no suponen ser algo novedoso, pero sí sorprende definitivamente el supuesto origen de los recursos de las arcas coahuilenses. Finalmente, se trata de disminuir el gasto en medios de comunicación, sobre todo cuando hoy las redes sociales suponen ser un punto mediático de mayor alcance que los medios tradicionales y desde luego sin el oneroso costo que actualmente indigna cuando necesidades hay en todos lados y nuestro dinero se dilapida en negocios turbios entre quienes nos representan y los dueños del cuarto poder.