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En 2022, la consultora de educación vial internacional Zutobi presentó su informe sobre los países más peligrosos para conducir a nivel mundial; es decir, con la peor cultura vial que existe, tomando variables como uso del cinturón, accidentes relacionados con el consumo del alcohol, etc. De un total de 56 países analizados en dicho estudio, nuestro país se ubica en el lugar número 12 tomando en cuenta que el 56 es el más seguro para conducir, por lo que nuestra posición nos ubica en un sitio no grato que refleja la realidad de los conductores mexicanos. Este tema sale a colación porque el ayuntamiento de Allende, Coahuila, ha iniciado pláticas en las escuelas de nivel básico para enseñar a los estudiantes normas relativas a la cultura vial. Acción nada deleznable a pesar de la abulia que caracteriza a esta administración; el gran problema estriba en la falta de planeación de una auténtica política pública en materia de cultura vial, pues las pláticas quedan en simples consejos para decir que algo se está haciendo cuando en realidad de nada sirve si para empezar se carece de la parte normativa-punitiva de toda cultura que pretenda encauzar conductas humanas, me refiero a un reglamento de vialidad, y si a esto le sumamos que no existe autoridad en materia vial, es decir, tránsitos municipales, tenemos entonces que el esfuerzo por aculturar futuros conductores se queda en un acción que suma, pero no impacta. Caminando por las calles de Allende es común encontrarse las siguiente situaciones: vehículos estacionados en las banquetas obstruyendo el paso a los peatones, automóviles estacionados en doble fila en el primer cuadro de la ciudad, estacionados en espacios para personas con capacidades diferentes, dobles filas afuera de las escuelas donde padres de familia dejan o recogen a sus hijos generando caos vial sin que una sola autoridad ponga orden al respecto; ya ni hablemos del desorden en las arterias que rompen la sincronía de calles que se alternan en cuanto al sentido de su circulación, pues en algunas hay un solo sentido y en otras son doble y a menos que se resida en este pueblo se conocen dichos sentidos, caso contrario se corre el riesgo de un accidente si una persona foránea recorre nuestras maltratadas calles y avenidas. Las autoridades de Allende no han entendido el sentido educativo de aculturar, pues no es solo impartir una plática a infantes que ya saben lo que significan las luces de los semáforos y los letreros de ALTO, sino que aprendan a respetarlos; impulsando que a la par se confeccione un reglamento de tránsito en sintonía con la supuesta modernización normativa que no ha llegado con regidores y síndicos que no han presentado una sola iniciativa de reforma o creación reglamentaria en ningún tema, además de integrar un cuerpo de tránsito que haga cumplir dicho reglamento y no dejarlo a discreción de la policía estatal que no está preparada para temas de vialidad y actúan con base a su criterio impartiendo infracciones por “falta de precaución”. No se suman acciones solo por hacerlo, se planean políticas públicas con impacto generacional para entonces sí hablar de cultura vial y avanzar en el ranking de los peores evaluados en cuanto a cultura vial.