El acercamiento entre un sector del PRI y la Cuarta Transformación tiene un antecedente: la iniciativa de Reforma Eléctrica remitida al Congreso de la Unión por el Ejecutivo federal.
En San Lázaro, la tarea de lograr la mayoría calificada quedó a cargo del coordinador de la bancada morenista, Ignacio Mier. La contraparte tricolor era el coordinador de los diputados, Rubén Moreira. Pero el dirigente nacional, “Alito” Moreno, estaba comprometido con “Va por México” y había declarado la moratoria legislativa. Los 50 votos que el exgobernador de Coahuila había ofrecido a sus interlocutores nunca aparecieron.
Morena no tuvo los votos para aprobar la reforma que prolonga hasta 2028 la participación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública. Suspendió el debate y devolvió el asunto a las comisiones dictaminadoras. La oposición contabilizó un triunfo: contuvo al presidente López Obrador y le dio aire a la alianza opositora.
El Palacio de Cobián —Bucareli— buscó quién pagara los platos rotos. “Alito” Moreno fue sujeto de una de las persecuciones más implacables de las épocas recientes. Ahora, en el fracaso de la estrategia gubernamental para lograr la aprobación “fast track” de la adenda que extienda la operación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública hasta el 2028.
Más temprano que tarde regresará al Senado el tema de la permanencia de las Fuerzas Armadas en las calles. Lo que trascendió, es que el nuevo dictamen lo presentarán, juntos, en los primeros días de octubre senadores de Morena y del PRI, para asegurar los votos necesarios y de paso formalizar su unión en eso quela prensa denomina “PRIMor”.
Nos comentan que avanza a paso veloz la conformación de una alianza para temas específicos entre PRI y Morena. Es un reacomodo de fuerzas que puede significar un cambio cualitativo en el quehacer político. El dato más significativo es que está trabajando con Morena el senador priista Jorge Carlos Ramírez Marín. Lo hace en la iniciativa para que los militares se queden más tiempo en tareas de seguridad pública. La propuesta es que el Congreso de la Unión participe en la política de seguridad del país, lo nunca visto. Sólo así, confían, obtendrán el apoyo de los partidos que dijeron “no” esta semana.
A diferencia de “Alito” Moreno y Rubén Moreira, que tienen expedientes gordos esperándolos a la vuelta de la esquina, Jorge Carlos Ramírez Marín es un cuadro respetado dentro y fuera del tricolor. Lo que quiere decir que a la incipiente alianza le están entrando todos, no solo los que huyen del largo brazo de la justicia.
Por su parte, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, convocó al Senado a encontrar una Solución para resolver el problema de la inseguridad. En su comparecencia, aceptó la propuesta de los senadores para modificar la minuta del tema militar y explicó la prisa que tiene el gobierno, dijo, “éste es el momento de tomar la decisión de cómo vamos a continuar enfrentando la batalla en contra de la inseguridad, pues en 2024, todos vamos a estar metidos de lleno en el proceso electoral”.
Según “Mí CISEN” —Comadres que Investigan Sobre la Elite Nacional—, Morena busca hacer una carambola de dos bandas, que las Fuerzas Armadas tenga un marco legal que arrope sus operativos en el mediano plazo y desde luego darle el tiro de gracia a la alianza “Va por México”.
A quién deberá darle las gracias, Yolanda de la Torre, por su nuevo cargo como Magistrada Presidenta de Poder Judicial en Durango, ¿”Alito” Moreno, presidente nacional del PRI; a Esteban Villegas Villarreal, gobernador de la entidad, o Adán Augusto López, secretario de Gobernación?
El presidente López Obrador ya ordenó a Morena irse con todo para organizar una consulta popular sobre la extensión de la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.
¿Por qué lo hace? Porque la ley, lo ha dicho él mismo, no es una de sus preocupaciones. Le choca que le salgan con aquello de que “la ley es la ley”, pero lo es. Lo que hace el presidente López Obrador es grilla en contra del Congreso de la Unión donde la pluralidad de fuerzas políticas en ocasiones hace que sus iniciativas no transiten.
Una consulta planteada, organizada y supervisada por Morena, ¿qué puede salir mal? La respuesta es todo puede salir mal. Morena acaba de demostrar —en su proceso interno— que eso de organizar elecciones nada más no se le da.
El debate que abrió Santiago Creel Miranda es pertinente por varios motivos. No hay que irse con las fintas del presidente López Obrador de que no le interesa. La prueba de que tomó nota es que ya salieron Ricardo Monreal e Ignacio Mier, los líderes legislativos de Morena, para tratar de atajar lo que señaló en presidente de la Cámara de Diputados.
Pero sí se trata de argumentos es muy difícil que contradigan lo señalado por Creel Miranda. La Constitución no permite consultar sobre las Fuerzas Armadas y en realidad los militares no se irían a descansar en 2024, ya que tienen tareas constitucionales relacionadas con la Seguridad Nacional y la Interior. Decir que los ciudadanos se quedarían sin protección, es espantar con “el petate del muerto”.
Vaya que ha resultado accidentado el camino recorrido por Américo Villarreal para llegar a la gubernatura de Tamaulipas. El propio candidato ganador de la elección se ha metido el pie. Quiso, como dicen allá, dar el trago y hacer el buche y casi se ahoga.