Desde abril de ese año ya había expresiones de descontento laboral en varias ciudades norteamericanas, particularmente en Chicago, lugar donde la participación de obreros inmigrantes europeos era particularmente llamativa por su organización y un discurso reivindicatorio que expresamente hablaba de lucha de clases. Muchos de estos migrantes ya habían sido sindicalistas en sus países de origen y, además, se habían formado bajo la influencia de la literatura socialista, habiendo participado en diversas luchas por mejorar sus condiciones de vida. Así que la lucha sindical no era nada nuevo para estos migrantes que habían llegado al continente americano atraídos por la promesa de una mejor vida, promesa que estaba lejos de cumplirse y que, por ello, habían terminado por unirse y encabezar diversas luchas gremiales.
El Día del Trabajo en los Estados Unidos se celebra el 5 de septiembre en lugar del 1 de mayo, como en la mayor parte del mundo. Las razones son, sobre todo simbólicas. En 1886 la Federación Estadounidense del Trabajo convocó a una huelga general a estallar el 1 de mayo como parte de su lucha para lograr que la jornada laboral fuese de 8 horas. Eran tiempos de intensas movilizaciones y protestas en demanda de mejores condiciones laborales.
De manera que cuando se convoca a una huelga para el 1 de mayo, muchísimos trabajadores en Chicago llevaban semanas en lucha y ya para entonces tenían una relativa organización que les había permitido algunos avances. Sin embargo, no todo era homogeneidad en las dirigencias sindicales, de modo que coexistían (no siempre de la manera más armónica) diversas formas de pensamiento como comunistas, anarquistas, etc. El primero de mayo su sumaron miles de trabajadores a la huelga, se intensificaron las manifestaciones y las represiones con muertos y heridos pero el grado máximo sucedió el 4 de mayo en la plaza Haymarket. En medio de una refriega entre trabajadores y represores alguien arrojó una bomba a los policías lo desencadenó la furia de las autoridades que detuvieron a un grupo de trabajadores que serían sentenciados a muerte (aunque no se probó que ellos tuviesen alguna participación en el atentado) por lo que se les conoce como lo Mártires de Chicago.
Desde entonces las organizaciones gremiales acordaron conmemorar el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores. Implícitamente esa fecha conmemoraba la injusticia cometida contra los trabajadores ejecutados. Por eso, para las autoridades norteamericanas era importante arrebatar a las organizaciones sindicales el significado de esa fecha y por eso, como no lo pudieron lograr inventaron otra fecha, el 5 de septiembre, como Día del Trabajo, no de los trabajadores. Una fecha políticamente neutra y con más sentido comercial pues agrega un día feriado en el largo lapso que hay entre el Día de la Independencia (4 de julio) y el Día de Acción de Gracias en noviembre.
Esta disputa simbólica respecto al día del trabajo que para la patronal es un día de consumo, el 5 de septiembre, y lo que para los trabajadores significa el 1 de mayo como día de la solidaridad de clase, había sido ganada durante muchos años por los patrones norteamericanos, al grado que hay estados en la Unión Americana en que es ilegal buscar una negociación colectiva de los derechos de los trabajadores.
Algo empieza a cambiar. Se sindicalizan los trabajadores de Amazon, de Starbucks, de las Ligas Mayores de Beisbol y ahorita están en curso huelgas de mas 15 mil enfermeras y a punto de que más de 150 mil ferrocarrileros hagan lo mismo, mientras 22 mil estibadores negocian un mejor contrato colectivo.