ROMÁN -SE ENREDA- PERDÓN, CEPEDA, MAESTRO DEL ARTIFICIO
A Román -se enreda-perdón, Cepeda, le llovió sobre mojado en los días de lluvia. Una “lluvia” de quejas y mentadas de los ciudadanos, que se expresaron en las redes sociales por el estado lamentable del pavimento, donde los baches y las alcantarillas abiertas, causaron estragos en vehículos y hasta en ciudadanos que tuvieron la mala suerte de caer en una de ellas. Mientras, Román -se enreda- perdón, Cepeda, anda recorriendo municipios y entregando patrullas y otros apoyos, a municipios de La Laguna y más allá de la Región, buscando darse a conocer, de cara al proceso de selección de candidato a gobernador. ¡A! Porque el iluso y torpe individuo, cree que puede ser el candidato, seguramente, por su linda y pecosa cara; o, a lo mejor, por su estirpe -que ya han explotado mucho todas las familias emparentadas con el apellido Cepeda- solo falta que meta a sus hijos a la política, para seguir mamando del erario, porque con todos los millones de pesos que tienen, aún no llenan.
Y es que, año tras año, administración tras administración, Torreón, es el caos total en la temporada de lluvias.
Los alcaldes, solo hasta que les llega el agua hasta el cuello; cuando la ciudadanía se manifiesta y expresa su coraje y repudio hacia las autoridades, es cuando estas, hacen como que hacen y llegan hasta el ridículo, con tal de salvar el pellejo.
Román -se enreda-perdón, Cepeda, no es la excepción.
La semana pasada, se le vio haciendo teatro en una calle, fingiendo que estaba solucionado un problema de inundaciones en varias calles del oriente de la ciudad. Y digo fingiendo, porque esa era su cara y actitud, sobre algunos comentarios de sus colaboradores.
O, ¿digan si no es teatro queriendo desazolvar el agua con una pipa? O ¿digan si no es teatro que, -se enreda- perdón, Cepeda, aparezca en la escena del evento con botas y rodeado de cámaras para mostrar que le interesa el problema? Pero, a diferencia de otro evento, en otro lugar, sí se metió al agua, junto con unas señoras, para dar la apariencia de humildad, porque no se justificaba, meterse al agua para planificar con las féminas. En este caso, también “contó con el apoyo” de los medios para difundir su marrulleria. Como luego se dice: “Después de ahogado el niño”
Todo estuvo arreglado para que no hubiera gente que le gritara, le reclamara y mentara la madre. Como todo lo que hace y dice (así como cuando está en reuniones, usando el telepronters, para que no la riegue al hablar).
Román-se enreda-perdón, Cepeda, piensa que los torreonenses somos pendejos y que nos chupamos el dedo, cuando hay colonias, en las cuales, no se puede acceder por ningún medio, que las casas están destruidas y sus pertenencias dañadas. ¿Por qué no fue a esas colonias? Diría el clásico: “Estoy pendejo, pero no loco” (¿o como se dice?).
¡Ah! Pero Román es Román, el figurín que no se moja sus lustrados zapatos de miles de pesos; no se ensucia las manos y menos, convive con los más jodidos.
¡Ah! Por si no sabían, Román –se enreda- perdón, Cepeda, personalmente, anda encabezando una campaña, para recabar víveres y materiales, para los damnificados del Municipio de Múzquiz (por cierto, gobernado por una mujer ignorante -obvio, de Morena-, que no había permitido que las brigadas del Gobierno del Estado, entraran a su municipio para apoyar con programas y beneficios que extiende por toda la Entidad), lo que –se enreda- perdón, Cepeda, no hace con la gente humilde de Torreón, que ha perdido todo por cusa de las lluvias. Pero como anda en campaña...
Román -se enreda- perdón, Cepeda, debería sentar las bases para resolver el grave problema de las inundaciones, pues, por su categoría y condiciones para la inversión y el turismo, Torreón, merece eso y más.
Con el apoyo del Gobierno del Estado, del Gobierno federal y con ahorros y con la gran cantidad de dinero que entra al municipio, a través de multas de tránsito a los automovilistas y a los negocios, bien pudiera sentar las bases para iniciar esa Magna obra.
Pero no, prefiere la fugacidad de los destellos de las cámaras y proyectarse políticamente, que trascender, que dejar huella. Así, -se enreda- perdón, Cepeda, pasará a la historia, como uno más del montón.