POR: EDUARDO GRANADOS
Analista internacional
en Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
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En mi reciente visita a la Ciudad de México acudí a comer con mi hermosa amiga Rebeca Hurtado al restaurante oriental Hunan en Plaza Artz, y no pude evitar reflexionar sobre la peor pesadilla que en estos momentos vive Corea del Norte: los F-35 que se despliegan ya en Corea del Sur, actualmente una de las pocas naciones que opera un número significativo de aviones de quinta generación. Apenas en estos días seis aviones a reacción Lockheed Martin F-35A Lighting II de la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrizaron en Corea del Sur, como parte de una visita de 10 días que incluirá ejercicios conjuntos. Se trata de la primera visita anunciada públicamente de los avanzados cazas furtivos de quinta generación desde diciembre de 2017, y fue en respuesta al aumento de la postura agresiva de Corea del Norte, que cuenta con armamento nuclear. Los simulacros militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur se habían reducido en los últimos años, comenzando en 2018 como esfuerzos para comprometerse diplomáticamente con Pyongyang. Sin embargo, Corea del Norte parece estar preparándose para probar un arma nuclear por primera vez desde 2017, y como muestra de fuerza, la media docena de F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos han sido desplegados en Corea del Sur. Las aeronaves han sido enviadas desde la Base de la Fuerza Aérea (AFB) de Eielson, en Alaska. El presidente surcoreano Yoon Suk-yeol, que asumió el cargo en mayo, ha sido bastante directo a la hora de responder a la agresión norcoreana con muestras públicas de poder, incluyendo ejercicios militares conjuntos. El propósito de este despliegue es demostrar la fuerte disuasión y la postura de defensa conjunta de la alianza entre Estados Unidos y la República de Corea, al tiempo que se mejora la interoperatividad entre la República de Corea (Corea del Sur) y la Fuerza Aérea de Estados Unidos. También se anunció que los F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos operarán con algunos de los aviones Lighting II de Corea del Sur en los ejercicios conjuntos. Corea del Sur es uno de los más de una docena de aliados y socios de Estados Unidos en todo el mundo que operan con los aviones construidos por Lockheed Martin, y hasta la fecha ha adquirido un total de 40 de los modelos F-35A. El gobierno de Seúl anunció recientemente sus planes de adquirir otros 20 aviones de quinta generación como medida disuasoria contra Corea del Norte y China. El pedido inicial del F-35 se realizó en 2013 y los aviones se entregarán entre 2019 y 2022. El primer F-35A para la ROKAF, conocido como avión AW-1, hizo su debut público a finales de marzo de 2018 y el entrenamiento de los pilotos comenzó en Luke AFB, Arizona, en la primavera de 2018. La aeronave fue entregada a la Base Aérea de Chongju en 2019 para cumplir con los requisitos de seguridad nacional de Corea del Sur. En marzo, la Fuerza Aérea de la República de Corea (ROKAF) llevó a cabo una serie de ejercicios de entrenamiento con sus F-35A, incluyendo 28 de los aviones en exhibición. Esta acción se produjo justo un día después de que Corea del Norte probara un misil balístico intercontinental (ICBM). Los F-35A en servicio con la ROKAF operarán junto con el caza furtivo KAI KF-21 Borame, desarrollado y producido en el país, que se espera que entre en servicio en 2026. A pesar de su propio ruido de sables, Corea del Norte ha denunciado las próximas maniobras conjuntas, así como las recientes compras de armas por parte de Corea del Sur. Insisto, no nos olvidemos de las Coreas. Al tiempo…