POR: PEDRO BELMARES O.
Dentro de mí, me siento como un sujeto completo, que intenta lograr una vida normal, más aun, con pocas facultades para ser una vida con limitantes.
Y es que no reniego de lo que me tocó vivir, pero no me preocupa cómo me ve la gente allá afuera, aunque de niño si me molestaba como los niños me veían en la calle o en la escuela, pero ya cuando crecí me di cuenta que soy lo que yo soy, que nada me debe importar más lo que piense mi familia.
Es por eso que fuera y dentro de esta muchedumbre me siento como una persona más, que intenta lograr sus propios sueños.
Ni la propia discapacidad me ha detenido, no me siento que no encajo cuando estoy rodeado de gente que no conozco, no debo de sentir que no puedo comunicarme, aunque cuando hablo se me atrofie mi lengua.
Aunque me imagino como me ve la gente, eso no me asusta, estoy completo y mi mente está tan abierta y libre a cualquier prejuicio que se haga la gente de mí.
Dios es al que le debo entregar cuentas al final de mi vida, es él el que me dio la vida, yo no soy como muchos que le agradecen al universo, solo hay un solo Dios.
Al final esto soy yo, como me ve la gente y como me imagino que me ve la gente, ese soy yo dentro de mí con mis propios errores, y así sigo en la lucha constante para ser un mejor sujeto.
