POR: PEDRO BELMARES O.
Una vez dije que admiraba a ciertas personas por todo lo que habían hecho por mí.
Y es bueno agradecer, eso me lo enseño mi padre, sin embargo, todo por servir se acaba, y ahora, esas personas son distantes conmigo, me han ignorado, así que deja de considerarlos,
Mi padre siempre me ha dicho, en muchas ocasiones, que dejara de importarme las personas a mí alrededor.
Hoy, pienso que mi papá siempre tuvo la razón, sé que me toparé con personas buenas, pero también con personas malas.
Como cuando los ídolos se caen, de la nada, y se convierten en tiranos, así como el afecto que le tienes hacia esas personas cercanas, termina por acabarse por su propia amargura.
Mi padre, tal vez, nunca me preparó para toparme con la realidad, creyó que siempre él estaría allí. Pero siento que soy tan fuerte como él, aunque a mí me gana la tristeza cuando alguien me hace daño.
Pienso que nunca hay que creerte menos que los demás, por eso si te pisan, pisa, si te ignoran, ignorarlos.
No es bueno poner la otra mejilla, sí, Dios lo hizo, pero nosotros nunca vamos a estar a su semejanza, porque no tenemos la capacidad de perdonar al instante.
Me guiaré como mi padre me dijo, que dejaran de importarme aquellos que me hicieran daño.
Al final de cuentas, entendí que no debo de admirar e idolatrar a nadie, más que mi padre y a mi maestro que gracias a ellos soy lo que soy.
