POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Un conflicto geopolítico se aproxima, y es nuevamente culpa del petróleo. Si bien es cierto la pandemia golpeó todas las economías del mundo disminuyendo consecuentemente el consumo de este energético en todas sus derivaciones, la recuperación de la economía ha sido acompañada de un aumento en el consumo del llamado oro negro. Sin embargo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), o cártel del petróleo, que generalmente son quienes provocan los aumentos o decrementos del precio del petróleo al cerrar o abrir la llave del crudo al aglutinar a los mayores productores del mundo en esta organización internacional, ha estado limitando la producción para incrementar los precios en el mercado; situación que desde luego ha molestado a los Estados Unidos a quien no le parece la actitud de los miembros de la OPEP, por lo que a través de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR) ha liberado 50 millones de barriles en un esfuerzo por disminuir los costos del energético, pero no solo lo ha hecho Estados Unidos, sino que el gobierno de Biden ha logrado persuadir a países como China, Japón, Reino Unido, India y Corea del Sur ha realizar la misma acción al sacar al mercado parte de sus reservas para contrarrestar el incremento del crudo. Y es que, por ejemplo, en el tema de la gasolina, en Estados Unidos el galón se ha incrementado en un 62% al pasar de $2. 11 dólares a $3.40; con lo cual Biden justifica esta medida que resulta extraña, pues en 2008 cuando el precio del barril estaba en 150 dólares no se llevó a cabo esta medida y ahora que el precio ronda los 80 se decide tomar esta medida. Resulta extraño. En economía, la inflación por especulación se combate inyectando el recurso escaso a la economía, por ejemplo, cuando el dólar se aprecia demasiado el Banco de México inyecta reservas para estabilizar el precio o disminuirlo, con el petróleo pasa lo mismo, y fue a partir precisamente de los años setenta en la Guerra del Yom Kippur que Estados Unidos inicia con la acumulación de reservas por el castigo que entonces sufrieron quienes apoyaron la creación del Estado de Israel. Sin embargo, la medida no tiene una fundamentación sólida, no parece haber un plan bien estructurado y nada asegura que el precio vaya a disminuir ni tampoco por cuánto tiempo duraría la estabilidad de este en un precio moderado; además, las reservas son limitadas, pues los estadunidenses cuentan con poco más de 600 millones de barriles en reserva y el anuncio del presidente no redujo el precio en los mercados de valores, sino que se incrementó. En lo personal, veo a un presidente que quiere ser el protagonista número uno en el contexto actual en que China es ya la primera economía del mundo, y por ello desea recuperar el liderazgo mundial siendo el líder del movimiento antiinflacionario que se está produciendo por culpa de las decisiones de la OPEP, además de dejar en claro que, si la economía mundial empieza a tener problemas, es culpa de los miembros del club petrolero y no de los Estados Unidos. Me parece una decisión bastante precipitada, pues estas medidas se toman cuando realmente el incremento provoca crisis inflacionarias como en 2008; por lo que el anuncio de Biden me parece solo un acto publicitario para liderear cuando los chinos ya son punta de lanza a nivel mundial y lo único que se provocará es tensión entre los miembros de la OPEP con consecuencias que de verdad pudiéramos lamentar en momentos de incipiente recuperación económica en medio de la pandemia más grande de la historia.
