POR: REDACCIÓN
Torreón, Coahuila. – El ambiente se siente “pesado”. En el recinto hay decenas de ojos llenos de esperanza, piernas cansadas de tanto caminar, corazones achicados por el dolor, pero pletóricos de ilusión, la ilusión de volver a abrazar a aquellos que han buscado por doquier, y aún esperan encontrar en cualquier momento, ya sea para abrazarlos otra vez o darles una digna despedida.
Hay quienes han recorrido un largo camino, de más de una década, recorriendo oficinas gubernamentales, recabando pistas o escarbando en la tierra en busca de restos que los lleven a encontrar a sus seres queridos, los que nunca se imaginaron que un día simplemente desaparecerían y no volverían a ver, y que los tiene sumidos en un dolor inimaginable que viven todos los días.
Pero no se dan por vencidos, lo que inició como una búsqueda solitaria, un esfuerzo aislado, es ahora un movimiento que, tristemente, agrupa a miles de personas que ahora se acompañan, se dan aliento, comparten búsquedas y dolor, y no flaquean, se mantienen firmes, aunque por dentro la tormenta del dolor no amaine, esa es la realidad de los familiares de miles de desaparecidos que claman a una sola voz: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
TRAGEDIA TRAS TRAGEDIA
Nada más en Coahuila, se tiene registro de más de 4 mil casos de desaparición, de las que 202 personas fueron localizadas sin vida, y poco más de 3 mil continúan en calidad de desaparecidas, por lo que todavía queda mucho por hacer al respecto. Mucho de ese esfuerzo es hecho por las propias familias, que asumen las labores de investigación ante los pocos resultados de las autoridades.
En un principio, hacían el registro de restos solamente la zona conurbada, principalmente en Torreón y Gómez Palacio, pero pronto las pistas los llevaron hasta San Pedro, otro de los municipios laguneros, donde encontraron a más de 50 familias que tienen desaparecidos pero que nunca habían realizado la denuncia correspondiente, explicó a Sin Censura Karim Zavala, vocero de los colectivos.
Durante la semana que recién concluye, se llevaron a cabo una serie de actividades para conmemorar a los desaparecidos, que incluyó la realización de un registro con el ADN de los familiares de los desaparecidos, a fin de tener un registro que permita identificar de forma más rápida los restos encontrados en las fosas clandestinas, que nada más en el ejido Patrocinio, ubicado en el municipio sampetrino, se cuentan por miles.
El entrevistado detalló que ahora reciben más apoyo por parte del estado, pues después de un tiempo se logró la instalación de un laboratorio forense, único en todo el país, en donde se analizan los restos que han sido localizados para tratar de identificar a quienes pertenecen, lo que anteriormente hacían las familias con sus propios recursos y que llegaba a tener un costo de hasta 100 mil pesos, pues las muestras tenían que enviarse a Estados Unidos para analizarse. “Ahora los restos se llevan a ese laboratorio y no tiene ningún costo”, explicó Zavala.
Dice que en las fosas clandestinas y en algunas exhumaciones se han logrado identificar varios restos que han sido entregados a sus familiares, pero la gran mayoría todavía recorre las calles, las dependencias y el campo para dar con sus seres queridos y encontrar un poco de calma en el corazón, al menos sabiendo que ya están descansando en algún lugar.
Y es que la violencia pegó duro en nuestro país, en su momento considerado uno de los más peligrosos del mundo, en donde las desapariciones siguen siendo frecuentes, ya sea de personas involucradas en bandas delictivas o simples ciudadanos que tuvieron la mala suerte de estar en el lugar equivocado a la hora equivocada, sin saber el futuro que les esperaba.
Con la realización del registro de ADN se prende una luz de esperanza de tener una base de datos más amplia, que permita llevar a cabo la identificación de forma más rápida. “Es muy importante el registro, es un paso más, pero seguiremos trabajando, vamos a crear testimoniales con las investigaciones para crear expedientes, tenemos que dejar de ver los desaparecidos como un simple número y entender que son familias que han tenido que aprender a hacer labores de investigación para poder encontrar a sus desaparecidos”, concluyó.
