Matamoros, Coahuila.-
Horacio (ra) Piña Ávila, quería seguir haciendo historia en Matamoros; y, lo logró. Pero no sólo eso, sino que, a pulso, entrará al salón de la fama como lo hizo su papá, aunque aquí la gran diferencia es que no por ser destacado deportista, sino por ser el peor alcalde que este municipio ha tenido en su historia.
Contrario a sus encuestas, a miles de muestras de afecto que decía tener durante su campaña el legendario Lacho caguamas, la realidad se hizo presente y sí, logró reunir a miles de matamorenses, pero en su contra, hizo méritos suficientes para alcanzar el repudio y rechazo de la gente, al darse cuenta que resultó todo un pillo a la alta escuela.
Los números son reales, son fríos, no le cuadran y encierran toda posibilidad de enfrentar a la justicia ante el gran desfalco y desvío de recursos que han denunciado varios de los regidores, a excepción de los cuatro o cinco que le lamen los zapatos para alcanzar beneficios económicos por levantar la mano y aprobarle sus trilladas cuentas.
La podredumbre de la administración sigue aflorando, el presidente pantano, por aquello de que entre más le mueve más se hunde, ya no ve lo duro sino lo tupido, un día sí y otro también, es objeto de severas críticas por parte de la ciudadanía, una población exigente cada día que pasa y asimilan que faltan tan sólo unos meses para que termine esta pesadilla que enfrentan.
Mis estimados amigos del vecino municipio de Matamoros, ¿recuerdan ustedes que, con recursos de los parquímetros, fue adquirido un vehículo que serviría para recolectar la basura en el primer cuadro de la ciudad, pero que ahora nadie sabe de su paradero?
Pues sepan ustedes que ese camión efectivamente está en uso, realiza labores de carga para lo que lo compraron, pero está en el rancho y caballerizas de Lacho caguamas, prestando servicio para el traslado de pacas de alimento para los caballos pura sangre que recién compró seguramente con dinero del impuesto del melón y la sandía. Pero la bronca no termina ahí, conforme pasan las horas, días y meses que quedan de la administración, aflora más cloaca de lo que se pueda imaginar, porque ahora resulta que ya llegaron los equipos dobles de parquímetros que serán instalados en el primer cuadro de Matamoros, aunque integrantes de la Cámara de Comercio, no están de acuerdo porque para nada se les ha tomado en cuenta y la inconformidad está latente.
En lo que resta del año 2021, a Lacho caguamas le redituará en sus bolsillos algo así como 4.5 millones de pesos en utilidad por los famosos parquímetros, por eso la urgencia de colocarlos a la brevedad posible y que su bolsillo empiece a captar más dinero producto del “Año de (ra) Piña”.
Lacho caguamas, se enfrentó al rechazo generalizado, pues tan sólo 5 mil personas, entre ellos algunos empleados del ayuntamiento, le dieron su “confianza”; el resto, le aplicóel voto de castigo al saber que tiene sumido y en desgracia al municipio. Decía el finadito Fidencio Treviño: “de ese pelo están las cosas en mi querido Matamoros”.
El que no quita el dedo del renglón, a pesar de que el año pasado le dieron su “levantón”, es el regidor Gonzalo Barrios Esparza, quien, junto con otros ediles que ahora sí se fajarán los pantalones, pedirán (si es que aún no lo hacen) la destitución del malandrín secretario del ayuntamiento Pancho Chava Vega de León, el que sabe de derecho menos que Neto Originales, aplica multas a regidores, los regaña, les llama la atención e insulta a las mujeres como todo un misógino.
Así es como van a ir saliendo funcionarios municipales, igual empleados que no apoyaron a (ra) Piña en su campaña, no los indemnizan y les dan largas, lo mismo sucedió con los representantes de casilla que les quedaron a deber 800 pesos que les prometieron dar al finalizar el domingo 6 de junio.
Quién ya afila la guadaña es el alcalde electo Miguel Ángel Ramírez López, para coadyuvar con la Fiscalía Anticorrupción, presentar denuncias y buscar la manera de recuperar los hasta ahorita 57 millones de pesos, los cuales bien pudieran servir para pavimentar una gran parte de Matamoros, el área urbana y rural.
¡Hagan sus apuestas, señores!
