POR: PEDRO BELMARES O.
No es a diario que pensamos los discapacitados como yo o como muchos de mis amigos, que nuestras limitaciones son como una prisión ¿Cuándo seremos libres? Quizás cuando dejemos este mundo, y quizás es esa nuestra ilusión.
Dejar este cuerpo lleno de cicatrices por dentro y por fuera, hemos gozado de tener esta vida ¡sí! Pero también se sufre.
Cuando niños podríamos haber dicho: soy feliz, soy como un niño normal, pero al pasar de los años uno se da cuenta de la realidad, que la discapacidad es como estar en una prisión y no podemos escapar de ella hasta que muramos.
También en las personas que tienen mal de Parkinson o Alzheimer dejan de ser las personas que eran, porque la misma enfermedad los tiene atrapados.
En muchas ocasiones, no le damos sentido a la muerte, por todo lo que conlleva a sufrir la pérdida de un ser querido.
La muerte es la verdadera libertad y hay que aprender a admirarla como es.
Nuestro paso por la vida puede ser muy corta o muy larga, pero sobre todo se acepta lo que nos toque vivir.
Y en estos tiempos que estamos, de pandemia, yo espero que a las personas les dejen algo de enseñanza y así valoraremos la vida, para que al reiniciar como era antes, seamos más consientes.
Hoy quise decirles que la vida no es fácil, pero por algo estamos en ella, así sea dura y cruel para algunos.
La vida hay días que se acepta, en otras se reniega, sin embargo, se agradece cada momento en ella.
Dios está de nuestro lado hoy y siempre, y estará al final de nuestra vida.
