POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
Analista internacional
en Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
www.grapesa.com
No solo son 2900 kilómetros de distancia. Es una similitud de circunstancias las que atraviesan en estos momentos las ciudades de Guadalajara y Minneapolis, en ambas ciudades se cometió un abuso policial que culminó en protestas por todo el país. Estados Unidos está en crisis. Las protestas contra la brutalidad policial y el racismo sistémico se extendieron por todo el país después de que la policía de Minneapolis matara a George Floyd el 25 de mayo. Un cierre económico en medio de la pandemia del coronavirus produjo tasas de desempleo no vistas desde la década de 1930, y protestas armadas contra los bloqueos implementados en un esfuerzo por contener la enfermedad. Mientras tanto, la emergencia de salud pública persiste, ya que la cifra nacional de muertes supera las 110,000 personas. Ninguna parte de la crisis actual conlleva a una solución rápida. Y cómo actuarán los líderes estadounidenses en los próximos meses y años tendrá repercusiones en la política exterior de Estados Unidos. El ejemplo que Estados Unidos da en casa y la imagen que proyecta en el extranjero pueden magnificar el poder estadounidense o restarle valor. Tanto Estados Unidos como China saldrán de la pandemia debilitados, con consecuencias potencialmente graves para la seguridad internacional. Los documentos más estrechamente asociados con la creación de los Estados Unidos -la Declaración de Independencia y la Constitución- presentan un problema con el que los estadounidenses han estado luchando desde el comienzo de su nación, cómo conciliar los valores propuestos en esos textos con el pecado original de los Estados Unidos: la esclavitud. Este terrible error que estropeó la creación del país, distorsionó sus perspectivas y finalmente terminó en una guerra civil. La Declaración de Independencia tenía un propósito específico: cortar los lazos entre las colonias americanas y Gran Bretaña y establecer un nuevo país que tomaría su lugar entre las naciones del mundo. Y en nuestro país, Las protestas por el asesinato del joven Giovanni López a manos de la policía de Jalisco se extendieron a la Ciudad de México, donde decenas de jóvenes se manifestaron frente a la embajada de Estados Unidos y la sede de la representación estatal. López fue asesinado tras ser detenido por la policía en la ciudad de Guadalajara, luego que el joven no traía cubrebocas y fue golpeado por los elementos de seguridad. Las manifestaciones también fueron en rechazo al asesinato del afroamericano George Floyd en Minneapolis, Estados Unidos, después que un policía le aplastó el cuello con la rodilla cuando el detenido se encontraba en el suelo. Como un conflicto dormido y sin resolver que a veces despierta de su letargo, el racismo en México volvió a ser centro de polémica y discusión en los últimos días. Y más teniendo en cuenta que en, el propio México, más de la mitad de la población reconoce que se le insulta por el color de su piel, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. ¿Pero hay algo que diferencie al racismo mexicano del que existe actualmente en el resto de América Latina? Si, y aquí tiene que ver con esa dificultad para aceptarse como es uno, de negar y verse de otra manera. Ese es un rasgo muy propio del racismo mexicano. Como ejemplo, está la tendencia de la gente a identificarse siempre con un color de piel más claro del que realmente tiene. No parece extrañar si se tiene en cuenta que, siglos después de su independencia, la relación directa entre color de piel y bienestar en México continúa siendo un hecho. Al igual que muchos mexicanos estos días en redes sociales, de lo normalizado e interiorizado que se encuentra el racismo en la sociedad mexicana en todos los ámbitos y hasta en expresiones cotidianas. Frases como "vas a mejorar la raza" (que se puede escuchar cuando hay un casamiento con alguien de piel más clara) o la pregunta de "¿y cómo salió?" sobre un recién nacido dan cuenta de ello. Es como si estuvieran esperando a ver si sale el gen de Hernán Cortés con el bebé. A ver si toca la suerte de que tu hijo está 'güerito' (de piel blanca) porque entienden que eso es mejorar. Tenemos una minoría que impone clichés, estereotipos y valores sobre una mayoría, que la asume debido a una condición económica y social que no le permite acceder a una serie de cosas. Y lo interioriza, eso es lo terrible, que el racismo se interioriza y entonces se vuelve una carga que trae la gente (mestiza) que representan la mayoría del país. Al margen de actos de racismo en el día a día, el proyecto de tren maya del presidente Andrés Manuel López Obrador es "el ejemplo más visible" actualmente en México. Es un proyecto de desarrollo a la vieja usanza y con consecuencias ambientales terribles. Vamos en esa línea de lo que se supone que es mejor para la vida y para el país, y para ello forzamos a las comunidades indígenas a que pongan su territorio. Y ese proyecto de 'mejorarnos' lo anteponemos a que sean estos pueblos quienes paguen la cuenta, con su tierra, sus recursos y su cultura. Ellos pagarán el error y ahí es donde vemos el privilegio sobre ellos. Puede ayudar y contribuir, pero ya no es la idea que teníamos antes de que el racismo era una cuestión de ignorancia. La gente sabe e igual lo hace. El racismo es, simplemente, una cuestión de privilegios. Es una cuestión de quién tiene la ventaja cuando hay este tipo de distribución de opciones, de recursos y de oportunidades.
