POR: PEDRO BELMARES O.
Nos hemos vuelto personas serias, frías, incapaces de sentir, ni permitir que nuestras emociones se expresen. Todos tenemos miedo que las demás personas nos hagan daño, uno piensa que se están comportando como robot porque no tienen emociones. Esa apatía se la estamos transmitiendo a nuestros hijos, sin saber que los niños son la alegría y la felicidad de los hogares, ellos no tienen prejuicios para sonreír.
La sonrisa y la alegría son como un alimento que necesitamos para vivir, nos hace bien sonreír y, además, es saludable el tener buen humor, ayuda a ver los problemas con mayor ánimo y nos da confianza, aunque la vida esté llena de injusticias y de hechos lamentables, nosotros debemos sacarle provecho y si nos burlarnos de los problemas que tenemos más fácil les podemos dar solución. Con una sonrisa ganaremos más, haremos que más personas volteen a vernos y se sonrían con nosotros.
No te olvides de sonreír y de enseñarles a tus hijos a sonreírle a la vida, una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra.
¡Vamos, sonríe!
