POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Es común escuchar que los Estados Unidos imponen sanciones económicas a países con los cuales tienen pugnas o diferencias. Los llamados embargos comerciales generalmente se refieren a que empresas norteamericanas no pueden tener tratos con países glosados en las listas negras norteamericanas; principalmente cuando se trata de temas como el terrorismo. Las disposiciones de sanciones también suelen hacerse extensivas a países aliados de los Estados Unidos para que tampoco negocien con los enlistados en la libreta ignominiosa que define a los malos de la película de la trama geopolítica. Esta tendencia termina siendo una especie de extensión del imperialismo que significa que el más fuerte decide con quien puede comerciar tanto un país aliado y uno considerado enemigo. Las alianzas generalmente son militares, puesto que la comerciales son bien definidas en los acuerdos de este tipo firmados por los países miembro. Por ejemplo, en el nuevo T-Mex; anteriormente TLC; la cláusula China dice que nosotros (México) no podeos tener relaciones comerciales con China puesto que de hacerlo podemos ser los causantes de la recisión de tan importante acuerdo comercial. En otras palabras, los estadounidenses nos dicen con quien sí y con quien no podemos comerciar. Desde luego que la firma se este tratado se da de mutuo acuerdo, es decir, no es obligatorio firmarlo y adherirse al mismo, por lo que aceptar las condiciones nos hace acatar designios que conscientemente estamos aceptando. Aunque esta cláusula puede ser polémica, se trata de un acuerdo que es ratificado por los congresos de cada país lo cual lo vuelve legal y hasta cierto punto justo. No obstante, hay flagrantes violaciones a la soberanía de los países, pues más allá de acuerdos comerciales y militares, los Estados Unidos confeccionan leyes para castigar a adversarios y con ello pretenden que sus socios o vecinos apoyen dichas iniciativas legales. Resulta que los rusos, en voz de su canciller Sergei Lavrov, han dicho que México tiene planes de comprarles helicópteros; lo cual sin duda es una decisión que atañe exclusivamente al cliente y al proveedor; no obstante, los Estados Unidos han amenazado a las autoridades mexicanas con sanciones en caso de concretar la compra de helicópteros rusos. Si nuestro país realiza la compra, estaríamos violando la ley CAATSA (Ley para contrarrestar a los adversarios mediante sanciones) promulgada por Donald Trump y que está dirigida contra Rusia, Irán y Corea del Norte. La amenaza vino del subsecretario adjunto de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado; lo cual no supone ser una amenaza menor, y lo que significa es una intromisión de los Estados Unidos en asuntos mexicanos; se trata de una flagrante violación a la soberanía nacional; pues aunque no se haya concretado aún la compra y las respectivas sanciones; la simple amenaza con fines disuasivos es una afrenta directa a nuestra soberanía. Es cierto que hay frases que definen nuestra relación histórica con los estadounidenses: “México es el patio trasero de los Estados Unidos”, o “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”; y son estribillos que solo han denotado sumisión; en lo personal pienso que el gobierno mexicano debe fijar una postura firme que privilegie nuestra soberanía nacional; sobre todo porque la prohibición de negociar con Rusia no era parte del trato del nuevo acuerdo comercial. Estamos ante la oportunidad de demostrar que somos un país libre, soberano e independiente ante lo que parece ser una nueva intromisión norteamericana en asuntos que debieran ser solo nuestros.
