POR: EUSEBIO VÁZQUEZ NAVARRO
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* Se conmemoró en la escuela que lleva su nombre;
* La EST número 75 de Gómez palacio, Durango;
* Con un evento de lujo y sumamente emotivo;
* Y la participación de egresados de la ENR de Santa Teresa.
GÓMEZ PALACIO, Durango.-
Este 6 de mayo que pasó, se conmemoró el Quincuagésimo aniversario del fallecimiento del profesor Don Teodoro Aguilar Bermea, ilustre Maestro coahuilense que habiendo nacido en la población de Juárez (hoy municipio de Juárez) , Coahuila, laboró como Director y Maestro en varias Escuelas Normales Rurales del país, entre ellas la que funcionó en Santa Teresa, Coahuila.
Coordinado por la Dirección de la Escuela a cargo de la maestra Ana Patricia Tapia Meza y el comité directivo de la Asociación de exalumnos de la extinta ENR encabezado por Francisco Javier lira Hernández, el lunes 6 de mayo de 2019 se desarrolló un bien organizado y emotivo programa de aniversario luctuoso en el que se colocó una ofrenda floral al pie de una gran fotografía del profesor Teodoro Aguilar Bermea.
El profesor Aguilar Bermea nació el 9 de noviembre de 1929 y falleció en la Ciudad de México el 6 de mayo de 1969, cuando laboraba como Director de la Escuela Normal Rural de El Quinto, sonora, descansando sus restos en la población que lo vio nacer: Juárez, Coahuila. Fue sin lugar a dudas y sin reservas un gran Maestro, un destacado ideólogo, un gran luchador social y magnífico poeta que dejó para la posteridad su CANTO A MORELOS, poema que a 50 años de su fallecimiento continúa siendo un referente que refleja sus ideas, sus convicciones a toda prueba y en n el que deja como testigos de su lucha social de compromiso a Rubén Jaramillo y Todd Estrada.
De carácter explosivo pero con una nobleza y su gran profesionalismo por delante y sin hipocresías, el maestro Aguilar Bermea fue un líder nato, un ideólogo, además de impulsor de su escuela democrática democrática. Fue también un gran y acertado descubridor de talentos. Yo no sé todavía qué vio en mi persona de origen rural que ya en los últimos meses de mi escolaridad profesional que cuando planeaba la edición 1964 de la revista EN MARCHA¡ que fundó y sostuvo hasta su muerte, un buen y afortunado día para mí me llamó y me dijo –así, a secas y con decisión- que yo escribiría un artículo en la revista con el título de LA MISIÓN DEL MASTRO RURAL.
Toma una hoja de tu cuaderno, me indicó y escribe las ideas que tengas sobre tu futura misión de maestro rural. Las escribí, las leyó e hizo algunas correcciones. Ahora amplíalas, tomando en cuenta las condiciones sociogeográficas y humanas con las que te puedas encontrar en tu futura comunidad. Se llevó mi hoja borroneada y ya no supe nada hasta que en la revista me encontré con el artículo ya corregido, con puntuación y redactado incluyendo mis ideas plasmadas en la hoja del cuaderno.
La verdad nunca me imaginé que yo pudiera escribir, pero tampoco me imaginé que por azahares del destino fuese a lograr la atención de tan significativo, distinguido y culto maestro, el profesor don Teodoro Aguilar Bermea. La verdad yo siempre había sufrido porque mi nombre de pila se me hacía feo y ahora, después de 55 años, me parece sonante y sé que significa buena vida. Gracias, mi querido maestro porque hasta el complejo superé y todavía –con mi infarto cerebral a cuestas-, batallando que batallando escribo estas líneas recordando ese gran obsequio de vida a que sin merecerlo usted me dio y con mi mano sobre el corazón le juro que dedicaré hasta el último momento de mi vida en la custodia de su gran legado que nos dejó a los que tuvimos el gran privilegio de pasar y estar en su aula democrática: Eusebio Vázquez Navarro.
