POR: DANIELA CARLOS ORDAZ
@Daniela Carlos
Alas para volar…
Recuerdo que en campaña el actual presidente prometía que iba a acabar con todos los problemas que aquejaban a la Nación. Que sacaría de sus curules a los malos gobernantes y les daría a los pobres, lo que a los ricos le sobraba.
Pues bien, después de más de tres meses de gobierno, nada de lo prometido se ha cumplido, y es que no es lo mismo hablar y prometer, que hacerlo suceder.
Ni la gasolina bajó, ni la violencia provocada por el crimen organizado, y la supuesta derogación de la reforma educativa tampoco.
La CNTE es la más inconforme con esta situación, porque si bien fueron quienes más apoyaron al supuesto mesías, son ahora quienes más exigencias tienen con base en los pocos avances que se han tenido. Lo que se buscaba era eliminarla por completo, no modificarla, y lo único que cambió fue la evaluación, de una manera punitiva, a una formativa. Y lo más grave, los primeros años de primaria se pasarán sólo con el hecho de asistir a clases sin la necesidad de aprobar. Entonces, ¿dónde queda la calidad educativa?, que no se supone que es lo que en verdad nos preocupa a los maestros y la principal preocupación del Gobierno de la Federación. El sistema busca entonces que los alumnos pasen y “aprueben”, o que de verdad “aprendan”.
Lamento decir “Se los dije”, pero así es, ¡SE LOS DIJE! Los maestros quedamos expensas de las exigencias de la CNTE y de las decisiones de nuestro gobernante, ¡ah, y por supuesto!, por nuestro Secretario de Educación, que no entiendo aún porque pidió que se hicieran tantos foros y se hicieran tantas ponencias, si no se iban a tomar en cuenta.
A fin de cuentas, lo único que de manera evidente se puede ver, es el cambio de nombres, porque de ahí en más, son los mismos programas y las mismas inquietudes que nos aquejan a nosotros los maestros.
Ahora resulta que ni en el Congreso se ponen de acuerdo, pues si, si el dirigente de la Nación envió en días pasados un memorándum, diciendo que la Reforma se venía abajo, pasándose por el arco del triunfo (como vulgarmente se dice) las leyes que conforman a la Constitución, qué se puede esperar de sus subalternos.
¿Verdad que no era tan fácil como pensaba Señor Presidente? Lamentamos que se sienta presionado por quienes se vio favorecido en las urnas, pero eso no le da derecho a quebrantar las leyes, y mucho menos a que se justifique culpando a los pasados gobiernos del desajuste que se vive en estos momentos. Si bien los mexicanos somos conscientes de que México no ha sido encausado de la mejor manera posible, tenemos buena memoria, y usted se comprometió a un imposible y ahora le quiere aventar la bolita al de atrás.
Y no es para quejarnos y no hacer nada, ni se trata de enjuiciar sin motivos a un inocente. Se trata de poner las cartas sobre la mesa y de hablar claro, de ilusiones no se forjan Naciones, se requieren realidades. Saber dónde estamos y hacia qué rumbo nos dirigimos, y que, por favor, nuestro mandatario tenga noción de este preámbulo, porque tal pareciera que el más desconcertado es él.
El magisterio no lo forma un movimiento, ni sus dirigentes; lo formamos los maestros que día con día salimos con la esperanza de ver un México mejor para nuestros estudiantes y sus familias; un México preparado para competir a nivel mundial; un México de hombres y mujeres que defiendan y se sientan orgullosos de su Patria.
Y para qué son las alas, sino más que para volar…
