I.- ¡LA CONAGUA, SIGUE LA DISPUTA DEL AGUA!
¡PARA DESPUÉS!... La reciente propuesta de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), para asignar 700 millones de metros cúbicos al distrito de riego 017 durante el próximo ciclo agrícola, así como 100 millones adicionales para el programa Agua Saludable para La Laguna. Con lo anterior, se vuelve a colocar sobre la mesa un tema tan vital como delicado: la administración responsable del recurso hídrico en una región que, por su naturaleza, vive entre los extremos de la producción agrícola intensiva y la fragilidad de su disponibilidad de agua. Los productores agrícolas, legítimamente preocupados por mantener su capacidad productiva, han solicitado que se apruebe una cantidad mayor a la propuesta. Sin embargo, como advirtió Juan Gabriel Riestra, director de la Región Cuencas Centrales del Norte de CONAGUA, la realidad técnica impone límites que no pueden ignorarse: si se libera demasiado volumen ahora, el 2027 podría convertirse en un “ciclo muerto”, es decir, un año sin autorización de riego.
II.-ESTE PEDO NO ES NUEVO, SIEMPRE HABRÁ DIVISIONISMO
EL DILEMA NO ES NUEVO, pero sí cada vez más urgente. Durango y Coahuila comparten una cuenca con altos niveles de sobreexplotación, donde los acuíferos se agotan más rápido de lo que la lluvia o las presas pueden reponer. De ahí la necesidad de planificar con visión de largo plazo, aunque ello implique decisiones difíciles en el corto plazo. El año anterior se aprobaron 400 millones de metros cúbicos, un volumen que resultó insuficiente para varios sectores productivos, pero que permitió conservar cierto margen de seguridad. Hoy, el incremento propuesto por CONAGUA representa un esfuerzo por atender las demandas del campo sin comprometer completamente la estabilidad del sistema hídrico.
III.- Y COMO SIEMPRE, LOS MÁS JODIDOS LOS CAMPESINOS
Las palabras del presidente del módulo de riego número 10, HIPÓLITO PASILLAS, reflejan la presión que viven los agricultores: pasar de 30 a 70 áreas de riego por productor puede significar la diferencia entre sostener una familia o perder una cosecha. No obstante, es imprescindible entender que el agua no puede seguir viéndose únicamente como un insumo económico, sino como un patrimonio colectivo, cuya gestión debe regirse por criterios científicos, ambientales y de equidad. EL DESAFÍO, ENTONCES, NO ES SOLO DE CONAGUA O DE LOS PRODUCTORES; ES DE TODA LA REGIÓN. LA PLANEACIÓN HÍDRICA a la que hace referencia Riestra debe acompañarse de una política integral que contemple modernización de sistemas de riego, tecnificación agrícola, uso eficiente del agua y educación ambiental. APOSTAR POR MÁS VOLUMEN SIN CONTROL ES HIPOTECAR EL FUTURO DE LA LAGUNA. Hoy, la disyuntiva entre “más agua” o “más años con agua” define el rumbo de nuestra sostenibilidad. No se trata de negar el agua al campo, sino de garantizar que el agua alcance para todos y para siempre.
IV.- LA RICKETSSIA SIGUE COBRANDO VIDAS
¡AL TIRO!.. LA MUERTE DE UNA NIÑA DE SEIS AÑOS EN GÓMEZ PALACIO, presuntamente a causa de rickettsia, es una tragedia que no puede verse como un caso aislado ni mucho menos como una cifra más en los reportes de salud pública. De confirmarse, sería la quinta defunción por esta causa en lo que va del año en La Laguna de Durango, lo que confirma una realidad preocupante: el control de enfermedades transmitidas por garrapatas sigue siendo una asignatura pendiente. LAS AUTORIDADES SANITARIAS INFORMARON QUE AÚN ESPERAN LOS RESULTADOS de laboratorio, ya que los síntomas pueden confundirse con los del dengue. Sin embargo, más allá de la confirmación técnica, el hecho de que una menor haya perdido la vida tras haber recibido únicamente tratamientos sintomáticos en consultorios anexos a farmacias, revela un problema estructural: la fragilidad del primer nivel de atención médica.
CUANDO UN SISTEMA DE SALUD PERMITE QUE LOS DIAGNÓSTICOS SE POSTERGUEN HASTA QUE LOS PACIENTES “LLEGAN COMPLICADOS”, ALGO ESTÁ FALLANDO. La rickettsia no es nueva en la región. Desde hace años, los especialistas han advertido sobre su presencia en comunidades rurales y urbanas, impulsada por la proliferación de garrapatas en perros y animales domésticos, la falta de control sanitario en patios y calles, y la escasa conciencia sobre la gravedad de esta infección.
El caso de esta niña debe servir como punto de inflexión. No basta con reaccionar cada vez que ocurre un deceso; se requiere una política preventiva sostenida, con campañas de fumigación, control de fauna, educación comunitaria y protocolos médicos claros para detectar y tratar oportunamente los casos sospechosos.
También es indispensable que la población recupere la confianza en las instituciones públicas de salud. NO PUEDE SEGUIR OCURRIENDO QUE LAS FAMILIAS acudan primero a consultas rápidas por razones económicas o de cercanía, cuando lo que enfrentan puede ser una infección potencialmente mortal. La rickettsia, como muchas enfermedades transmitidas por vectores, no discrimina edades ni condiciones sociales, pero sí se agrava donde hay descuido, desinformación y descoordinación institucional. Cada muerte evitable es una llamada de atención. Si algo debe enseñarnos esta lamentable pérdida es que la salud pública no se defiende con discursos, sino con prevención, vigilancia y acción temprana. La lucha contra la rickettsia no es una tarea de laboratorio: es una responsabilidad colectiva que empieza en casa, pero que debe tener respaldo firme y constante desde las autoridades.

