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El asesinato de Charlie Kirk en una presentación en público en una universidad pública en Utah es el mejor ejemplo del radicalismo viviente que trae consigo desde tiempos decimonónicos la pugna del liberalismo contra el conservadurismo, y aunque ya no hay guerras directas que enfrenten estas ideologías, la realidad es que en el discurso la pugna sigue viva y la verdad es que a pesar del tiempo la intolerancia sigue incólume. Es cierto que Charlie Kirk se caracterizaba por un discurso agresivo orientado hacia el conservadurismo en temas como la identidad transgénero, el cambio climático, la fe y los valores familiares. Kirk, fundador de Turning Point USA (TPUSA), una organización estudiantil que busca difundir los ideales conservadores en universidades estadounidenses de tendencia liberal, se dedicaba a propagar dichas ideas en eventos al aire libre y su apoyo fue fundamental para la campaña del presidente Donald Trump; pues si bien es cierto no era colaborador gubernamental, si era una persona cercana al presidente, pues de manera habitual visitaba la Casa Blanca y para la clase política afín al presidente Trump, a Kirk se le atribuyó ampliamente haber ayudado a registrar a decenas de miles de nuevos votantes y haber dado la vuelta a la elección en Arizona a favor del actual presidente. Es difícil especular sobre los motivos de su asesinato, pero me parece que no son ligados al proceder del actual gobierno, sino a la postura ideológica bastante radical que sin duda llegó a molestar a grupos liberales. Kirk, criticaba duramente al movimiento Black Lives Matter y la enseñanza de la Teoría Crítica de la Raza (CRT) y la "historia de la opresión" en las escuelas, argumentando que enseña a los blancos a "odiarse a sí mismos" y a los negros a verse como víctimas. Afirmaba también que “Las mujeres, en general, no son tan lógicas como los hombres... son más emocionales"; también atacaba regularmente a figuras mediáticas, políticos demócratas y periodistas de medios como CNN o The New York Times, a los que se refería como Fake News. Totalmente opuesto al aborto, reacio opositor al reconocimiento de la comunidad LGBTQI, prácticamente su movimiento se trataba de la confrontación de ideas con los liberales que muchas veces estuvo marcado por la religión, ya que afirmaba que apoyaba a los demócratas que defendían “todo lo que Dios odia”. No me queda duda que su activismo llegase a molestar o incomodar a algún liberal radical que decidió asistir a los foros públicos que Kirk solía organizar y tomar la determinación de acabar con su vida. Paradójicamente uno de los numerosos temas políticos y sociales en sus eventos y en sus podcasts, el tema del control de armas fue sin duda un tema relativo al final de sus días, pues aseguraba que valía la pena pagar algunas muertes por armas de fuego cada año para poder tener la Segunda Enmienda. Lamentablemente la intolerancia sigue presente, a pesar de manifestar respetuosamente las ideas, tal cual lo hacía el activista Kirk.