De la política se predica que es filosofía, es ciencia, es arte, es doctrina, es técnica, todas esas prédicas de la política tienen un común denominador; la finalidad, que es el Bien Común. La antropología (rama de la filosofía que estudia al ser humano, su naturaleza y su relación con el mundo), conjuntamente con la Ética (filosofía moral) , el Derecho, la Estética, iluminan a la ciencia, doctrina, arte, técnica de la Política para lograr su objetivo; hacer feliz al pueblo con el Bien Común.
Luego el fin real (deber ser) del político (persona humana) es formar buenos ciudadanos a través de fomentar la adquisición de virtudes por todos los habitantes de la comunidad, luego el político debe ser una persona virtuosa para ser ejemplo de lo que va a fomentar en su pueblo.
Cualquiera otra versión de la política o del político es una distorsión, deformación de su real concepto o definición, a continuación las razones donde se fundamenta el quehacer del político.
La Antropología busca lo trascendental de la persona humana, ya que ser persona humana es más que ser hombre, porque la persona es la cumbre de la realidad, lo que se desea saber es la persona que se es, la persona que será y qué persona se está llamada a ser.
La Ética es una rama de la filosofía que estudia la moral y la conducta humana, se define como un conjunto de valores y principios que orientan la acción humana hacia el bien, lo que se considera como buenas costumbres para vivir en sociedad y lograr una convivencia sana y equilibrada entre las personas.
El Derecho es el conjunto de normas que imponen deberes y normas que confieren facultades, que establecen las bases de convivencia social y cuyo fin es dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia.
La Estética es una rama de la filosofía que estudia la belleza, el arte, y la percepción que tenemos de ellos. También analiza los juicios estéticos y las experiencias que vivimos al realizar actividades en y para la comunidad.
La Economía estudia cómo las sociedades utilizan sus recursos limitados para producir y distribuir bienes y servicios, desde las necesidades humanas más básicas hasta el comercio internacional y la innovación tecnológica, incidiendo directamente en la vida de las personas para que todos tengan los bienes indispensables para vivir dignamente.
Sobresale de las anteriores ciencia un común denominador: la persona humana, pues ella, la persona humana, es y será siempre la destinataria y beneficiaria de todos los resultados y bienes obtenidos por quienes se dedican a las labores de la ciencia, la técnica, la doctrina, el arte.
Por lo cual la política es el arte de vivir en comunidad, de manera ordenada y virtuosa, y de construir la polis (la ciudad). La política es inseparable de la ética y del derecho, y el objetivo de la política es promover el desarrollo de la virtud en los ciudadanos para vivir felices,(Aristóteles).
Para los que sueñan o tienen la vocación de convertirse en políticos, es decir, servir a los demás, deben desarrollar ciertas virtudes para realizar eficientemente sus funciones, ya que sin esas virtudes no pasará de ser un demagogo, un charlatán, un rufián, un engaitador, un amante de los bienes públicos y de las riquezas mal habidas.
Para llamar a una persona político se requiere sea virtuoso en la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza y como mínimo que tenga la preparación y experiencia en Gestión eficaz, Delegación de tareas, Ética, Mejora continua, Tolerancia crítica, Resiliencia, Empatía, Pensamiento crítico, Visión estratégica y Comunicación efectiva.
Cuando llegan a ocupar los cargos y los puestos más altos en la jerarquía de una república cualquiera personas que no tienen las virtudes de la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza, la Templanza y el Amor a su país, esa nación verá frustrado y fracasado todos sus planes y proyectos de buen gobierno y padecerá todo tipo de injusticia, inseguridad, miseria extorsión y saqueo público.
Un político prudente es aquel que actúa con sensatez, moderación y cautela para evitar daños o peligros innecesarios. También se puede definir como alguien que piensa y actúa con buen juicio, actúa con precaución, es reflexiva, es razonable, es comedida, es discreta, es capaz de evaluar correctamente los riesgos, es capaz de elegir la mejor de las opciones, es capaz de gestionar la información confidencial y es capaz de inspirar confianza, etc.
Un político justo es aquel que actúa de manera imparcial, equitativa y conforme a la justicia, buscando la verdad y la rectitud en sus acciones y decisiones. Se caracteriza por la honestidad, la integridad y el respeto por los derechos de los demás.
Un político con fortaleza tiene las convicciones personales que representan elementos deseables de la personalidad. Por ejemplo: Honestidad; es el compromiso con la verdad, que implica una disposición a decir lo que es cierto, más allá de las conveniencias o los intereses personales, convicciones que no las vende, no especula con ellas o traiciona por beneficios corruptos.
Un Político con templanza es aquel que sabe controlar sus impulsos y emociones, y que toma decisiones equilibradas. La templanza es una virtud que promueve el autocontrol, la moderación y la calma. Es importantes dejar claro que las cuatro virtudes se dan juntas y al mismo tiempo, pues es absurdo se prudente y al mismo tiempo ser injusto, débil y destemplado.
Si se analiza a la luz de estas 4 virtudes a los que ocupan los puestos y cargos de la república mexicana, desde la presidencia y sus secretarias, las cámaras de diputados y senadores y el poder judicial, siguiendo los gobernadores y sus secretarios y las presidencia municipales, el resultado es que son los menos (muy pocos) los virtuosos.
Luego la república está en manos individuos viciosos, que se cubren con el adjetivo de político, y que en la realidad son conocidos como demagogos, charlatanes, rufianes, engaitadores, amante de los bienes públicos (erario) y de las riquezas mal habidas, que se dedican a hacer leyes injustas para formar ciudadanos injustos.
Les recordamos a esos corruptos que hoy están encumbrados fraudulentamente en los puestos y cargos públicos, que la justicia es lenta pero siempre avanza, y que "Aquel que se viste de lo ajeno, en la calle lo encueran".
La solución es tener en la república mexicana un sistema democrático en donde sólo puedan participar en las elecciones personas virtuosas, y así antes de que el gallo cante tres veces, México saldrá de su opresión. Usted lector dice la última palabra.