El horror de Teuchitlán; una muestra más de que el estado ha sido rebasado por el narco
En Teuchitlán, Jalisco, durante meses y ante la mirada complaciente de las autoridades municipales, estatales y federales, cientos de personas fueron retenidas en contra de su voluntad en el denominado Rancho Izaguirre, utilizado a la par como campo de adiestramiento y campo de ejecución y desaparición presuntamente operado por el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El 5 de marzo, el grupo Guerreros Buscadores Jalisco entró, tras una denuncia anónima a la propiedad, misma que ya se encontraba bajo resguardo de la fiscalía jalisciense. Lo que encontraron allí fue el horror: más de mil 300 objetos: 300 pantalones, 154 pares de zapatos, 170 mochilas, 18 maletas, 195 bóxer y 168 playeras, así como restos óseos de personas que allí fueron ultimadas y luego desaparecidas.
Una vez que se hizo público, entonces sí, las autoridades a nivel federal se pudieron a trabajar y a través de la fiscalía general de la República, a cargo del cuestionado Alejandro Gertz Manero, intentaron atraer la investigación y señalaron las graves omisiones en que incurrió la fiscalía de Jalisco, y entre otras, el fiscal de la república señaló que las autoridades jaliscienses no dieron seguimiento a las declaraciones de uno de los sobrevivientes, que señaló que los integrantes del crimen organizado habían reclutado ciudadanos para adiestrarlos en ese lugar, por ello, dejaban sus ropas en ese lugar luego de vestirse con la ropa proporcionada por el cartel con las características del mismo.
Asimismo, la fiscalía a nivel federal, en voz de su titular, afirmó que en el lugar se encontraron restos óseos y se identificó que varios lugares del rancho fueron utilizados para la quema de cuerpos. Sin embargo, y a pesar de la evidencia, las autoridades locales dejaron toda la evidencia expuesta y sin resguardo, aún y cuando el inmueble ya había asegurado por la fiscalía de Jalisco.
Además, tampoco se aseguraron los vehículos encontrados en el Rancho Izaguirre, por lo que tres de ellos ¡ya fueron robados! Tampoco se dio aviso inmediato a la FGR (lo que denota la complicidad de las autoridades locales con los miembros del crimen organizado), para que interviniera por los delitos de delincuencia organizada y posesión de armas de uso exclusivo del ejército.
La Fiscalía de Jalisco tampoco realizó análisis alguno para saber si las zanjas se sometieron a temperaturas superiores a los mil grados, lo que dejaría rastros que es posible someter a pruebas periciales que den más pistas y elementos de prueba a las autoridades. “Seis meses después, las autoridades de Jalisco tampoco tienen un dictamen que establezca ni la antigüedad ni la identidad de los restos que se han encontrado, pero sí se confirma la presencia de restos óseos humanos”.
La cantidad de omisiones es tal, que no parecen un simple error de procedimiento, sino una evidente complicidad con los integrantes del CJNG, que, dicho sea de paso, se dieron el tiempo de grabar un video en el que niegan estar detrás del campo del horror de Teuchitlán. En el video difundido, que la mayoría de los expertos han dudado que sea real, el supuesto representante del cartel afirma que no es la forma de proceder de ese grupo criminal, que, luego, asegura, está con el pueblo, dejando de lado todas las atrocidades que ese grupo comete en sus estados de influencia.
Por supuesto, la respuesta desde el gobierno ha sido tibia, por decir lo menos. Lo cierto es que, desde hace años, nuestro país ha experimentado la alternancia en el gobierno con tres partidos diferentes (PAN, PRI, MORENA), y no importa quien se siente en la silla presidencial, la realidad es que el estado mexicano desde hace mucho tiempo ha sido rebasado por el narco, que a base de billetes y de balas, somete a autoridades y funcionarios, y ante la mirada complaciente de todos los niveles de gobierno secuestra, levanta, desaparece, asesina, entre muchas otras cosas, con una impunidad que no deja de sorprendernos.
Lo de Teuchitlán, tristemente, no es la primera vez que sucede, ahí está Patrocinio en San Pedro, Coahuila; donde se siguen recuperando restos humanos, y no podemos evitar preguntarnos: ¿cuántos lugares más así existen a lo largo y ancho de nuestro país? ¿Cuántos se encuentran operando en este mismo momento bajo la mirada complaciente y la colaboración de autoridades de los tres niveles de gobierno? Lo cierto es que gobiernos van y gobiernos vienen, pero la realidad de los hechos es estremecedora y contundente: el estado mexicano es incapaz de proveer seguridad a sus ciudadanos, que es la obligación primaria de cualquier estado, y el nuestro, ha fallado de manera clara y contundente, no queda duda que ha sido rebasado, superado y vilipendiado por las organizaciones criminales, que un día sí y otro también, operan con total impunidad.