Estar atenta a los acontecimientos del 8M deja la reflexión y la pregunta de ¿qué está pasando y por qué estos movimientos se desvirtúan y se contaminan? además de comprobar como infiltran a gente de gobierno incluso policías vestidos de civiles como en Saltillo, donde lo corroboró la periodista Camelia Muñoz quien año tras año cubre estas marchas tratando de visibilizar los reclamos y los abusos en contra de las mujeres, sin embargo, este 2025 también fue obstruido su trabajo por algunas manifestantes y una de ellas intentó que dejara de grabar; en otros estados sucedió lo mismo y en Acuña no hubo convocatoria abierta pero si me percato de que grupos de mujeres que marchan están lideradas por funcionarias estatales que nada hacen por defender los derechos de las mujeres y de esto ahondaré en mi próxima columna; esta vez quiero publicar la historia de Evelyn, que es solo una de las muchas que han salido a relucir después de que la víctima se armó de valor y lo hizo público en la red de Facebook y por supuesto no recibió el acompañamiento de quienes se ufanan de liderar grupos de feministas, solo después de escribir y publicar su historia fue cuando autoridades municipales y estatales la contactaron para ofrecerle apoyo de vigilancia y notificaron al agresor. Esta es la realidad de la violencia en contra de las mujeres en Coahuila, incluso una mujer se comunicó conmigo para hacerme entrega de evidencias de violencia en su contra “Por si me pasa algo porque tengo miedo a represalias si lo hago público, él dice que es poderoso” me dijo después de haber sido salvajemente golpeada pero su denuncia está en “espera” le dijeron, no sé de qué, pero esa fue la respuesta de la autoridad competente, el agresor es ampliamente conocido en la ciudad.
Me queda muy claro que las mujeres violentadas requieren de una real red de apoyo, vecinos, amigos, familia y organismos para sentirse acompañadas y protegidas, para atreverse a luchar por su derecho a una vida libre de violencia y con acceso pleno a la justicia, que no tienen.
Evelyn es una enfermera en salud pública en el Instituto Mexicano del Seguro Social y un ejemplo vivo de que la violencia familiar y de género no distingue entre mujeres preparadas, inteligentes, con un título universitario y una excelente posición económica o entre mujeres que no tienen las características anteriores pero que son tan mujeres como las otras y todas merecen respeto, así como ejercer su derecho de acceso a la justicia.
Evelyn es su verdadero nombre, aunque para denunciar públicamente su caso usó el nombre de Ange Pacheco Rosas en la red de Facebook.
El nombre del agresor se identifica en esta nota como “J” por razones legales y derecho de presunción de inocencia, así como una supuesta enfermedad o trastorno mental que padece, por lo que tampoco se identifica el lugar donde trabaja.
Evelyn sostuvo una relación de pareja con “J” durante 10 años, se sentía afortunada, él era joven y profesionista que ejerce en una institución médica gubernamental en Acuña y aquí reside una situación delicada para esa institución.
Se enteraría tras 10 años de convivencia con “J” y por una situación de atención médica que él requirió y a la que no pudo ser acompañado por sus padres, que “J” tiene un trastorno o enfermedad mental y fue diagnosticado con esquizofrenia, condición que empezó a deteriorar la relación hasta que Evelyn decidió terminarla.
“J” ejerce en una institución médica de gobierno aun con el diagnóstico de esquizofrenia del mismo instituto; el problema no es que padezca esquizofrenia, sino que, según Evelyn, él no está medicado o no le da seguimiento como debería y fue dado de alta por un psiquiatra del instituto donde labora, aunque actualmente presenta actitudes violentas que ponen en riesgo a terceros según las evidencias obtenidas por Evelyn; sin poder asegurar que “J” tiene actualmente conductas agresivas que lo pongan a él en riesgo, pero las tuvo.
Según declaraciones de Evelyn para 4pnoticias.com, “J” estuvo detenido por robo y lo atribuye a su condición mental porque él no tiene necesidad de andar robando, aclara.
Evelyn pidió ayuda a la representante del sindicato de la institución médica donde labora “J” y le solicitó que interviniera porque la situación de agresiones y acecho por parte de “J” ya había escalado aun con la relación terminada; la respuesta fue que haría lo posible sin embargo no podían obligarlo a tomar medicación sin su consentimiento.
Incluso Evelyn se fue a trabajar a Torreón con una base de especialista por más de un año, apenas iniciaba la pandemia de COVID 19 en México y fue cuando terminaron la relación, pero tuvo que regresar a Ciudad Acuña porque le llegó la orden de regreso para ejercer en el Hospital de Especialidades No. 92 del IMSS en esta ciudad.
“Él se puso muy mal cuando me fui, no aceptó que yo me fuera, yo venía a ver a mis hijos y por un negocio que tenía y creo que fue cuando empezó a desarrollar psicosis y llegó entonces la pandemia y se enferma de COVID y…empecé a ver que ya no era normal, ya era agresivo”
Algunos años después de iniciada la relación vio focos rojos, pero los dejó pasar hasta que empezaron la violencia y los insultos; “Yo empecé a comprender que él tenía un desorden mental porque era excesivamente ordenado y pulcro, comía compulsivamente pero no pensé que hubiera algo más delicado, me cegué”, reconoce Evelyn, quien denuncia que ya son cuatro años de violencia continua por parte de su expareja.
Tuvo que investigar quienes eran los padres de “J” porque la relación con él nunca fue formal; les dijo a los padres de “J” sobre la conducta de su hijo y que debían ayudarlo, pero no le creyeron, nadie le creía ni los compañeros de trabajo de él, le decían que era una persona que se portaba bien y era respetado, hasta que “J” hizo un desastre en la casa de sus papás y presentó delirios de persecución, fue cuando sus padres lo internaron y recibió tratamiento psiquiátrico que tuvo buen efecto en él pero poco después “J” se deprimió y quiso suicidarse. Sus compañeros de trabajo empezaron a notarlo diferente.
Sin ir más lejos en esta historia porque Evelyn presentará una denuncia formal por violencia física y psicológica en su contra y de sus hijos, además del acecho; Evelyn intentó en noviembre del 2024 ser atendida en el Centro de Empoderamiento de la Mujer, pero se topó con que sería un proceso prolongado porque tenían muchos casos que atender y le “sugirieron” que buscara a una abogada de nombre Ludivina para que la representara de forma privada.
Este pasado viernes acudió nuevamente al Centro de Empoderamiento de la Mujer, pero estaban celebrando el Día Internacional de la Mujer y le dijeron que debería esperar a que terminara el evento.
La violencia y el acecho han continuado, existen grabaciones de video de las cámaras de seguridad que Evelyn se vio obligada a instalar en su casa, imágenes en las que aparece “J” en su camioneta pasando a gran velocidad o deteniéndose y bajando a arrojar objetos pesados al interior de la casa.
“Me siento con miedo, amedrantada en mi propia casa, esperar que un día… pues él sabe cómo entrar a la casa, casi vivió aquí, sabe mis horarios de trabajo, tengo miedo de que intente hacerme daño o a mis hijos y nadie escucha, nadie hace nada”
Este viernes 7 de marzo después de que tuvo que hacer público su caso ante la indiferencia y negligencia de las autoridades, recibió una llamada de un funcionario de seguridad pública municipal ofreciendo el apoyo con rondines de vigilancia en la casa de Evelyn; claramente ese funcionario se vio obligado a ofrecer la ayuda porque existe un programa que involucra a seguridad pública para auxiliar a mujeres que sufren violencia, porque Evelyn ya ha solicitado auxilio a la policía municipal pero le han dicho que no pueden hacer nada si el sujeto no se encuentra en el acto.
Cuenta Evelyn que sintió pena cuando se enteró que “J” tiene un trastorno mental y trató de ayudarlo, pero terminó entendiendo que no podía seguir así, considera que hizo lo correcto al avisar a los padres de “J” para que buscaran ayuda y luego retirarse completamente de él, sin embargo, le ha costado lo que nunca imaginó.
“Nunca pensé que se volvería mi calvario” confiesa Evelyn y asegura que estuvo incondicionalmente con él y no merece este trato que le está dando ni el trato indiferente de las autoridades.
Evelyn no es la única mujer que pasa por el segundo calvario que es el institucional después del primero que es la violencia familiar o de pareja, son decenas de mujeres que se quejan de la falta de atención y maltrato de las instituciones que han sido creadas para actuar en su defensa y que son sostenidas con millones de pesos del erario mientras se lucen a lo grande en las celebraciones del Día Internacional de la Mujer.
En el 2024 se registraron 12 mil 298 casos de violencia familiar en Coahuila y poco más de 32 mil llamadas de emergencia de mujeres pidiendo auxilio, existe una metodología para el registro y clasificación de delitos y víctimas; lo que posiciona a Coahuila como el tercer estado con más reportes a nivel nacional.
Con 4 feminicidios, el municipio de Acuña alcanzó en 2024 el lugar número 38 en la lista de los 100 municipios con mayor índice de feminicidios en el país, aunque muchos asesinatos de mujeres son clasificados como homicidios dolosos. 2025 ya derrama sangre de más feminicidios en Coahuila… Soy Gloria Ruiz, la voz del pueblo, la válvula de escape para muchos, la politóloga del proletariado… to be continued.