En una auténtica democracia no se coacciona, no se condiciona ni se compra al votante, en México en las elecciones se coacciona, se condiciona y se compra al votante, luego; en México no hay auténtica democracia.
Los pueblos pobres e ignorantes eligen malos gobernantes, el pueblo de México es mayoritariamente pobre e ignorantes, luego el pueblo mexicano elige mal gobernante.
El pueblo mexicano en los asuntos de públicos (la política) no está integrado en sus funciones porque no tiene una misión clara, no tiene presente buscar el Bien Común, corre cada uno con el afán de salvarse individualmente y buscar solo su interés personal, es un pueblo disociado, desligado de una sociedad orgánica, es decir, donde se une la familia, la profesión, la empresa y el municipio, no es realmente un pueblo sino una masa, una muchedumbre, un simple espectador.
Para tener claro y preciso de lo que viene para México, cito a José Manuel Estrada, fue diputado nacional por la Unión Católica y rector del Colegio Nacional de Buenos Aires : "Veo bandas rapaces, movidad de codicia, la más vil de todas las pasiones, enseñorearse del país (México), dilapidar sus finanzas, pervertir su administración, chupar su sustancia, pavonearse insolentemente en las más cínicas ostentaciones del fausto, comprarlo y venderlo todo, hasta comprarse y venderse unos a otros a la luz del día. Veo más. Veo un pueblo indolente y dormido que abdica de sus derechos, olvida sus tradiciones, sus deberes y su porvenir, lo que debe a la honra de sus progenitores y al bien de la posteridad, a su estirpe, a su familia, a sí mismo y a Dios trino. Y se atropella en las bolsas, pápula en los teatros, bulle en los paseos, en los regocijos y en los juegos, y ha olvidado la senda del bien, y va a todas partes, sin importarle que sus instituciones amenazan derrumbarse carcomidas por la corrupción (la traición y la mentira) y los vicios. Por la concupiscencia (deseo de bienes terrenales y placeres deshonestos) de arriba y la concupiscencia de abajo, eso es la decadencia, eso es la muerte". Discurso pronunciado el 03 de abril de 1890.
La muerte de los valores espirituales (los pilares de la mexicanidad) que es el objetivo a lograr en el sexenio que inicia, genera el materialismo y el materialismo por definición cree que todo termina con la muerte. Si la muerte es el final de todo, se puede concluir, que también es su fin. Por ello una cultura materialista tiene signos de muerte: la droga, el aborto, la eutanasia, la guerra, el odio, el terrorismo y la división de los mexicanos.
Con el siguiente sexenio, que arrancó en octubre, se inicia la segunda etapa de la destrucción de la república, se gobernará con una política de mitos, corrupción y mediocridad, se idolatra el poder humano y solo vale la lucha por el poder. Donde lo que importa es anteponer el bien particular al Bien Común.
Lo importante para el "gobernante" es saber si engaña o no al pueblo, por eso no actúa bajo la mirada de Dios trino, sino bajo la mirada de la opinión pública y los medios de comunicación. El crimen más grande (robar, traicionar, mentir) no le importa si no trasciende, pero la causa más noble (respetar la vida, la libertad, la propiedad) será traicionada por el "gobernante" y sus secuaces, si no cuenta con prensa favorable.
Para destruir la república requieren corromper, mentir y mediatizar, corromper lo mejor de la mexicanidad; valores, virtudes, creencias, tradiciones, símbolos de incertinidad nacional; mentir para ocultar la verdad, la realidad, y mantener con mitos e ideologías a la población y promover la mediocridad para mantener sumisos, menesterosos e ignorantes a los mexicanos.
También hay que tener presente estás anécdotas: "Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente" y "Algún problema tengo en la vista, pues veo dos presidentes", eso nos presenta la simbiosis que enfrenta la mafia del poder y los dañados son los mexicanos.
Toca a cada uno de los mexicanos tomar la decisión; ser parte de la solución para salvar a México trabajando cada día por su grandeza o seguir enganchado como yunta a los sin patria, traidores, corruptos y mentirosos. Usted lector dice la última palabra.