La mejor columna política de La Laguna, por SinCensura®.
Finalmente arrancó la semana definitiva para la Reforma Judicial. Todos los involucrados quemaron sus últimos cartuchos, desde marchas, denuncias, amenazas, ofrecimiento de dinero, hubo de todo.
Las comisiones del Senado ya tenían todo planchado para pasar a la votación. La ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte, presentó una contrapropuesta muy tardía de la Reforma Judicial, como si el tema la hubiera tomado por sorpresa cuando el Plan C se presentó en febrero, hace más de medio año.
La ola expansiva de la Reforma Judicial marcará el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum. Las aguas que se agiten en septiembre encharcarán los días de octubre. Se trata ya de un asunto transexenal.
Los jaloneos internacionales por la Reforma Judicial están en su etapa inicial, pero ya muestran hasta donde pueden llegar y el daño potencial.
Desde las filas del morenismo se alentó la versión de que “un miembro de la bancada del PRI’’, sería el traidor, del voto que se necesitaba para legitimar la mayoría calificada. Dos nombres se manejaron: el del ex gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, y el de la senadora Cynthia López Castro.
Al primero se le señalaba de fingir un oportuno “internamiento’’ para no acudir a la sesión en la que se habría de discutir y votar el documento. Y, a la segunda, por el solo hecho de tener en su perfil de Instagram una fotografía con la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.
Ambos hicieron un video para desmentir la campaña: Riquelme, efectivamente hospitalizado por una arritmia cardiaca que obligó a practicarle un cateterismo; y López Castro, por su parte, uno en el que simple y llanamente reiteró que votaría en contra.
Luego, todos los ojos de los opositores a la Reforma Judicial se posaron en la figura del senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez: fue el único que no firmó el compromiso partidista de votar contra el golpe al Poder Judicial de la Federación y, en especial, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Los Yunes, padre e hijo, protagonizaron desde el fin de semana pasado una telenovela que terminó en tragedia para el país.
De ellos dependió el destino del país, la democracia y la división de Poderes, subrayamos, porque su voto fue definitivo para sepultar a la oposición (PAN, PRI, MC, más Manlio Fabio Beltrones).
Ni bien se había determinado que Yunes Márquez sería senador, la fiscalía de Veracruz le giró una orden de aprehensión por los delitos de fraude procesal y falsificación de documentos.
Yunes, literalmente huyó del país para evitar ser detenido, dijo que estaba en un hospital de Estados Unidos atendiéndose un padecimiento, mientras sus abogados tramitaban un amparo.
Aun así, compareció ante un juez por vía remota, el 12 de julio, y tres días después le fue concedido un amparo en contra de la orden de aprehensión y la emisión de una ficha roja.
Pero resulta que el senador panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, no apareció en la reunión plenaria que sostuvo la bancada del PAN en la Cámara alta.
Su ausencia fue coronada con dos notas periodísticas en las que se afirmó que el veracruzano había decidido migrar a Morena, en primera instancia, y luego la versión cambió para ubicarlo en las filas del Partido Verde, que para efectos legales es lo mismo.
Nunca respondió los mensajes de sus compañeros panistas, la coordinadora de la bancada del PAN en el Senado, Guadalupe Murguía Gutiérrez, leyó un comunicado en el que el partido le exigía a Yunes Márquez confirmar el sentido de su voto en contra de la Reforma Judicial, como lo expresó de viva voz el jueves pasado.
Los panistas, al igual que los priistas, tuvieron acuartelados a los senadores titulares y a sus suplentes por cualquier contrariedad.
Pero en el caso de Yunes Márquez, el PAN no pudo llamar al suplente porque, en una decisión totalmente errada, inexplicable y otros calificativos, Marko Cortés, dirigente nacional del blanquiazul, aceptó que el suplente del senador fuera ¡su propio padre!, Miguel Ángel Yunes Linares, sobre quien pesan también acusaciones de malversación de fondos y otros delitos.
Así que esa falta de inteligencia política le costó al país una reforma que extermino al Poder Judicial como lo conocemos ahora, y con ello, también se derrumbó el único contrapeso que tenía el Ejecutivo para hacer lo que le venga en gana.
La votación del miércoles 11 de septiembre, en la antigua Casona de Xicoténcatl (famosa, por haber sido la sede del senado mexicano durante 80 años), estableció con certeza el tamaño de los delitos de los Yunes como para arriesgarse a pasar a la historia como traidores a cambio de la impunidad que, dicen, les ofrece Morena.
Y para culminar, el portazo de los manifestantes que llegaron al salón de sesiones, lo que obligó a que se sesionara en una sede alterna, más lo que se siga acumulando. La realidad, y más en la política mexicana, siempre supera a la ficción.
Ahí están los testimonios de la periodista Lydia Cacho en los que da cuenta cómo una víctima de la pandilla que encabezó Jean Succar Kuri, reconoció a Yunes Linares como parte de ella.
El mismo Yunes que llamó “loco, vividor, mentiroso’’ a López Obrador y que lo retó a debatir en una plaza pública de Jalapa, ha quedado inmaculado por la transformación de azul a guinda.
¿A cambio de qué? Porque los Yunes, no dan paso sin huarache.
Yunes Linares traicionó a Roberto Madrazo, luego a Elba Esther Gordillo, gracias a quien llegó a la dirección del ISSSTE; no era raro que pactara con Morena.
Miguel Ángel Yunes Linares alcanzó fama pública durante el zedillato. Fue el arma encarceladora de Dante Delgado cuando cayó en desgracia a ojos del entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Un veracruzano estimado por el mandatario pues lo hizo secretario de Organización priista durante su campaña en 1994.
Después Roberto Madrazo recuperó del ostracismo a Yunes Linares y le entregó el manejo jurídico del PRI en días aciagos por el Pemexgate.
Pablo Gómez, representante perredista en el IFE, presentó la queja y por largo tiempo se debatió la sanción a imponer.
–Encárgate del caso–, le encomendó Madrazo, pero Yunes fue un rotundo fracaso porque exasperó a los consejeros encabezados por José Woldenberg.
Perfilaban una multa de 500 millones de pesos y Yunes hizo un milagro: le aplicaron al PRI la multa histórica de… ¡mil millones!
Después Miguel Ángel Yunes marchó al PAN.
Al amparo de Elba Esther Gordillo, quien luego se distanció de él, Yunes alcanzó distintas posiciones y bajo los gobiernos panistas fue encumbrado.
Algunos cargos: subsecretario de Seguridad Pública con Vicente Fox, director del ISSSTE con Felipe Calderón –cuota de Elba Esther–, gobernador de Veracruz y diputado federal.
Sus posiciones políticas le han permitido crear un clan familiar e impulsar a sus hijos Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez y un cacicazgo en el corredor Boca del Río-Veracruz, la zona más rica de la entidad.
En 2024, la ingenuidad del dirigente panista Marko Cortés le respetó esa posición y postuló a Miguel Ángel Márquez para senador de la República y a su papá como suplente.
Debieron saberlo de antemano Marko Cortés y la alianza “Fuerza y Corazón por México”.
Y si bien su caso resultó el más emblemático por los antecedentes de la supuesta desaparición de su hijo, Yunes Márquez, otro caso también desató las especulaciones.
Y, como “coincidencia’’, la Comisión de Prerrogativas del INE, que el día 8 de este mes había presentado un anteproyecto avalando los cambios a los estatutos del PRI que permitieron la reelección de “Alito” Moreno, dos días después cambió de opinión.
La citada Comisión propone invalidar la modificación estatutaria del PRI, que tendrá que ser votada por el pleno del INE.
Lo que deja un tufo de complicidad es la coincidencia; el hecho de que el INE, por órdenes de alguien, anunciara su proyecto justo después de que “Alito” Moreno no quiso doblegarse, no pasó desapercibido.
“Alito” dijo que el mensaje del INE es una maniobra del oficialismo para hacerle manita de puerco en el contexto de la votación de la Reforma Judicial. Y adelantó que no cambiará su voto en contra por nada del mundo. “No me van a amedrentar”, dijo.
Hoy, las fiscalías como arma del gobierno en contra de opositores y pactar la impunidad de una familia a cambio del voto necesario para la aprobación de una ley, es un precio altísimo que pagará Sheinbaum –y el país con ella–, si la próxima presidenta lo alienta o lo tolera.
¿Andy López Beltrán para presidente?
Andrés Manuel López Beltrán, el hijo favorito de Andrés Manuel López Obrador, será el operador del partido oficial, Morena, desde este septiembre.
Pocos lo vieron en el momento, pero su destape ocurrió en diciembre de 2013, cuando su padre fue hospitalizado con una angioplastia o bloqueo de las arterias coronarias.
En un hospital privado de altísimo nivel (Médica Sur) a donde fueron enviados por el gobierno de Enrique Peña Nieto los mejores cardiólogos para asegurar su supervivencia –nadie quería una desgracia–, gracias a lo cual recibió atención de lujo y se recuperó con rapidez.
En su ausencia, encomendó a su hijo Andrés Manuel López Beltrán mantener la arenga a sus seguidores, con baja respuesta popular, por cierto. Ese día nació un candidato.
Con el tiempo su fama creció hasta aparecer en primerísimo nivel mediático con información sobre nexos con grandes inversionistas del gobierno de su padre, en especial sobre el Tren Maya.
Con toda su influencia y negatividad presidencial, el hijo del caudillo de la autodenominada 4T, en su primera aparición política oficial, Andrés Manuel López Beltrán va a la secretaría general de Morena al lado de Luisa María Alcalde.
El senador Félix Salgado Macedonio confirmó a Andy como candidato a la secretaría General de Morena con posibilidades presidenciales para 2030.
Desde luego un lugar privilegiado, pues vendrá el 2030 con todo el respaldo de papá. López Obrador quiso deslindarse de ese porvenir filial: “Quiere apostar a ser electo, no impuesto…”.
Movilizaciones sociales, polarización social y política, toma de las instalaciones legislativas –Cámara de Diputados y Senado de la República– contra la Reforma Judicial…
Eso y el operativo legislativo para desaparecer siete órganos autónomos: Inai, Cofece, IFT, Coneval, CRE, Mejoredu y CNH, han creado una efervescencia preocupante.
Ni siquiera en 1988, cuando al mando de Manuel Bartlett Díaz la Comisión Federal Electoral (CFE, como la empresa hoy a su cargo) dio el triunfo a Carlos Salinas sobre Cuauhtémoc Cárdenas.
En 2006, cuando Fidel Castro pronosticó en Granma –el periódico del Partido Comunista de Cuba– el triunfo de Andrés Manuel López Obrador sobre la “mafia del poder” en México, los comicios se llevaron con relativa calma.
Luego vino el plantón de Paseo de la Reforma para protestar contra el triunfo de Felipe Calderón.
Hoy la inestabilidad tiene otras características.
Pero ese poder podría mostrarse el primero de octubre cuando, por ejemplo, haga una gran manifestación de Palacio Nacional a la Cámara de Diputados con decenas de miles de adeptos.
Y ya en Palacio Legislativo, agregar un mensaje suyo al de la nueva presidenta, cuyo brazo levantará para exhibir su ascendencia sobre quien ha impulsado hasta la Primera Magistratura. En fin.
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