Nunca en la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de los Tribunales de Circuito (colegiados y unitarios) y de los Juzgados de Distrito, en el país, y que son los que conforman el Poder Judicial Federal, se había visto que sus integrantes salieran de sus torres de marfil, en las que se encontraban aislados del mundo y alejados del dolor y el sufrimiento del pueblo; como lo están haciendo los ministros, los magistrados y los jueces de Distrito, que tomaron las calles para darse “baños de pueblo”, en protesta de la reforma judicial federal promovida por el Poder Ejecutivo Federal y que está por aprobarse por el Poder Legislativo Federal.
Pero no tuvieron que esperar los inconformes a la aprobación de la reforma para demostrar con sus manifestaciones públicas que ya se están politizando, que ya les está interesando el pueblo; no obstante que se oponen a que sea el pueblo el que los elija en votaciones como se elige al Presidente de la República, a los senadores y a los diputados que integran el Congreso de la Unión, el Poder Legislativo Federal.
Cuándo se había visto en nuestro país que el Poder Judicial Federal, se pusiera en huelga, parara las labores y saliera a manifestarse en las calles con mantas y pancartas con leyendas: “No somos corruptos”, “Basta de ataques políticos al Poder Judicial”, “Juzgar no es asunto de popularidad”, “El Judicial es un poder honesto”, etcétera; como lo hacen los campesinos, los obreros, los buscadores de desaparecidos, los defensores de derechos humanos y todos los que no tienen la posibilidad de combatir las ilegalidades con recursos jurídicos como los tienen de sobra los inteligentes, los capaces, los preparados, los “sabiondos”, ministros, magistrados y jueces de Distrito.
Se dicen los guardianes de la Constitución, y ellos la están violando con la huelga y los paros que detienen los juicios de amparo y demás recursos legales que retardan la libertad de presos, las pensiones alimenticias para menores y mujeres, los laudos para trabajadores y las restituciones de tierras y aguas para los ejidatarios; que tienen meses y hasta años tramitándose, en perjuicio de gente pobre; mientras liberan en horas a delincuentes del crimen organizado y de cuello alto con los “sabadazos”, amparan en semanas a contribuyentes multimillonarios que evaden al fisco, etcétera. La justicia debe ser pronta y expedita ordena la Constitución; pero los que están en huelga y en paros la están violando flagrantemente.