El llamado es bastante patético, además de la “atractiva” ofrenda que se ofrece a cambio de la renuncia. El que el dirigente priista Alejandro Moreno Cárdenas primero pida y luego exija que el candidato presidencial por Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, decline en favor de la abanderada de la coalición PRI-PAN-PRD, Xóchitl Gálvez, es un evidente grito de desesperación y que a cambio ofrezca renunciar a su candidatura plurinominal y su cargo actual en el PRI suena bastante patético de parte del dirigente nacional priista. Las diversas encuestas solo denotan que la candidata Gálvez no solo no logra salir del estancamiento en que se encuentra, sino que parece de pronto hundirse más luego de su mediocre participación en los debates presidenciales, por ello se entiende la desesperación de “Alito” al pedir a Máynez su sacrificio. La solicitud o grito de desesperación con intenciones de declinación solo ha tenido dos antecedentes en la historia electoral de nuestro país; y es en las elecciones de 1988 con la declinación de Heberto Castillo en favor de Cuauhtémoc Cárdenas en aquella elección signada por el gran fraude electoral priista de la “caída del sistema” de 1988. Y, finalmente, Porfirio Muñoz Ledo, que en el año 2000 declinaría su candidatura en favor del panista Vicente Fox Quesada. Desde luego que en ambos casos no había posibilidades de triunfo y las razones de la declinación no fueron por solicitud expresa de alguien con evidente desesperación, sino por convicciones personales en el contexto político de esas dos elecciones. Fuera de ahí, los diversos candidatos que no han tenido posibilidades de ganar una elección no han renunciado ni tampoco se les había agredido por no querer hacerlo, por aquello de que Alito le ofreció sus “huevos” a Máynez para que tuviese la valentía de declinar. Esta solicitud está de más, porque MC es un partido que ha presumido de avanzar en solitario y presumir sus victorias en Estados de suma importancia como Jalisco y Nuevo León además de ir creciendo precisamente por presentar opciones diferentes sin necesidad de pactar electoralmente con ningún otro partido. Solo por esta razón Máynez jamás declinaría, pues echaría por tierra los dichos de la cúpula de MC que presumen sus logros en solitario, además, creo que objetivamente de nada le serviría a la alianza “fuerza y corazón por México” el tiempo de MC en radio y televisión cuando la gran mayoría de las y los mexicanos ya han decidido la intención de su voto a una semana de la elección del 2 de junio. Ni Jaime Rodríguez Calderón ni Gabriel Quadri ni Roberto Campa que obtuvieron resultados bastante bajos en sus respectivas participaciones declinaron a pesar del evidente riesgo de la pérdida del registro de sus partidos (a excepción del Bronco que era independiente), lo cual no sucederá en esta elección con MC, por lo que tendremos a Máynez compitiendo hasta el último minuto y una alianza desesperada que se quedará con el ofrecimiento del dirigente priista solo como un patético grito de desesperación de último minuto. La declinación seguirá esperando a la siguiente elección.