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En la recta final de cada gobierno, de hace no mucho tiempo atrás en nuestro país comenzó a medirse el porcentaje de aprobación de cada presidente en su último año de gobierno, tanto como preludio de lo que será la sucesión presidencial, como de la simpatía que goza el presidente hacia con los gobernados que le permita saber si al final del camino se hizo un buen, mal, o por lo menos aceptable trabajo sexenal. Según El Economista, los porcentajes de aprobación en su último año de gobierno de los presidentes desde 1994 son los siguientes: Ernesto Zedillo Ponce de León (PRI) 54.9%; Vicente Fox Quesada (PAN) 53%; Felipe Calderón Hinojosa (PAN) 51%; Enrique Peña Nieto (PRI) 24%, y, finalmente, Andrés Manuel López Obrador (morena), a dos meses de la elección presidencial presenta una aprobación del 58%. Con estos datos, y con la reciente medición que por cierto muestra una línea ascendente de crecimiento, podemos asegurar que el actual presidente y primer mandatario de izquierda de nuestra historia tiene la mejor aprobación al final de su gobierno en los últimos 28 años. Con estos datos de aprobación, en donde casi 6 de cada 10 mexicanos aprueban la gestión de AMLO, y a punto de dejar de recibir la atención de los reflectores que ahora apuntarán hacia su sucesora, el presidente puede marcharse con la frase de “misión cumplida”, pues obtiene la aprobación más alta de los últimos cinco mandatarios de tres partidos políticos diferentes con lo cual, también hay que decirlo, abona directamente a la permanencia de su partido en el poder durante los próximos seis años. Y en efecto, el sondeo de la casa editorial en mención mostró que entre la población que recibe apoyos del gobierno la preferencia por la candidata presidencial de Morena es tres veces mayor que el apoyo a la candidata de oposición, y el mayor porcentaje de aprobación del presidente descansa en los apoyos sociales que han caracterizado a este gobierno de izquierda y que no podía ser de otra manera dada la naturaleza de la tendencia de este gobierno en turno. Desde luego que existen otros números en otras encuestas, sin embargo, para efectos de tendencia bajo una misma lupa y dado el prestigio de El Economista es que tomé la decisión de valorar sus resultados que desde luego no son absolutos no tampoco definitivos, sin embargo, lo que sin duda es cierto es que este gobierno tiene una aprobación interesante debido a la dispersión de recursos públicos que se entregan en forma de becas, pensiones y apoyos que nunca antes se habían visto y que dejan la sensación de que el dinero del pueblo (aunque sea una parte) regresa al pueblo y bajo la promesa de seguir ampliando no solo la cobertura, sino los tipos de programas de asistencia social en voz de la candidata oficial de morena. A ocho meses del final del primer gobierno de izquierda en México, los números respaldan a nuestro presidente y le auguran un retiro en paz y un lugar en la historia como uno de los presidentes con más respaldo y popularidad en su desempeño ejecutivo y con la certeza de asegurar la continuidad de la izquierda por lo menos seis años más.