Desde hace algunos años, la manera en cómo nos hemos referido unos a otros, ha cambiado vertiginosamente. De ahí, que se deriven nuevos conceptos, los cuales definen el comportamiento de hombres y mujeres, en relación con los estereotipos establecidos socialmente.
Empecemos por definir, ¿qué es género?
El género se refiere a la manera en que la sociedad cree que tanto hombres como mujeres, deben de actuar. Cada cultura es distinta y tiene sus propias creencias y reglas no establecidas sobre cómo deben actuar las personas según su género.
Y entonces, ¿cuál es la diferencia entre sexo y género?
El sexo es una etiqueta que suelen poner a hombres y mujeres basado en sus genes, hormonas y partes del cuerpo (como los genitales) cuando nacen.
Esta etiqueta describe a un cuerpo como femenino o masculino.
El género por lo tanto es una construcción social, que se ha conformado con las creencias e ideologías que han pasado de generación en generación, de cómo debemos comportarnos hombres y mujeres.
Es importante que nos quede claro que las masculinidades y feminidades, las hemos aprendido y naturalizado durante un proceso de sociabilización.
En este sentido, los hombres crecieron con la idea de que deberían tener ciertos comportamientos para poder definirse como “hombres”. Es decir, que en su actuar, debieran estar por encima de otros (específicamente de la mujer) y saberse merecedores de un trato “digno”.
Acciones como la crianza de los niños, hacer el super, la comida, encargarse de la casa, etcétera, le correspondían únicamente a la mujer. Dejando de lado al varón, ya que a él le concernía ser el responsable de la economía del hogar y a su vez debía seguir ciertas reglas no establecidas, tales como: ser fuerte, no mostrar sus sentimientos en público. No pedir ayuda. Debía rechazar todo aquello que fuese femenino y obviamente no debería ayudar con las labores de la casa.
A este tipo de conductas se les conoce como: “Masculinidades”.
¿Qué son entonces las masculinidades?
Son un conjunto de expectativas socialmente construidas o patrones que se establecen para el comportamiento masculino “apropiado” e “inapropiado”.
Existen diferentes tipos de masculinidades: masculinidad hegemónica, masculinidad subalterna, machismo y micromachismo.
Nos adentraremos en la masculinidad hegemónica y la subalterna, así como sus implicaciones.
¿Qué es la masculinidad hegemónica?
Es un modelo de comportamiento masculino que logra imponerse y origina una situación de desigualdad; así mismo fomenta la reproducción de modelos de atracción hacia hombres violentos.
Este tipo de masculinidad es lo que coloquialmente conocemos como “machismo”.
ALGUNOS EJEMPLOS SON LOS SIGUIENTES:
* No expresar afecto. Se espera que un hombre “de verdad” no llore, no sienta miedo, sea controlado, no se desborde en emociones ya que eso se considera “cosa de mujeres”.
* No expresar dependencia ni debilidad: En la representación hegemónica, los hombres siempre deben sostener una imagen de seguridad, fortalezay autonomía.
* Ser homofóbico y misógino: Nada en lo referente a lo homosexual y femenino forma parte de la verdadera masculinidad. El mandato es rechazar, ridiculizar y despreciar a todo hombre que manifiesta un deseo en este sentido.
* Ser proveedor: El estereotipo masculino indica que sea el hombre quien suministra los recursos para el sustento cuando está en pareja con una mujer. Es él quién debe mantener a su familia, pagar las cuentas, manejar el auto, etc.
* Privilegiar la acción por sobre la palabra: Hablar “demasiado” es algo que se cree propio de mujeres, y por tanto algo desvalorizado socialmente en el contexto de lo masculino. Por este motivo un auténtico hombre actúa mucho y habla poco.
* Una paternidad distante: la masculinidad hegemónica impone un ejercicio de paternidad que debe ser vigilante de los límites. Por tanto se trata de una paternidad distante, en la que no está habilitada la expresión de ciertas emociones, sobre todo si son de ternura, o si son entre hombre e hijo, ya que entre padre e hija es “aceptado” socialmente.
* Tener mucho deseo sexual y mostrar a otros pruebas de sus actos (hiper) heterosexuales: Ser hombre se demuestra a través de una constante exhibición de deseo (hétero) sexual. Este mandato lo vemos cuando los padres llevan a sus hijos a tener su primera experiencia sexual (regularmente con sexoservidoras) siendo muy jóvenes, para decir que “ya es hombre” y demostrar su virilidad.
Entre las variantes que constituyen la formación en la masculindad del hombre, está la del “poder”. Por tanto el hombre tendrá que imponerse y demostrar ese poder, y la única manera de hacerlo es ejerciendolo sobre otros.
El problema viene cuando al sentirse oprimidos por este sistema que pide más de lo que se puede dar, el poder empieza a perderse, y por tanto surge un sentimiento de inseguridad al no cumplir con las normas, en cuanto a ser un “hombre de verdad”. Mientras más demuestre su “virilidad” abusando por ejemplo del más débil, más “hombre se le considera”.
De ahí se deriva la violencia de género, que a través de sometimientos, control, represiones y dominación, termina por disolver los derechos de las mujeres y se pierde por completo el concepto de igualdad.
Esto le permite al hombre preservar su “honor”, mantener “privilegios”, conservar derechos como “riqueza”, “propiedades”, etcétera.
A esto se le conoce como “patriarcado”, que este proviene de un sistema de dominio institucionalizado que mantiene la subordinacion e invizivilización de las mujeres y todo aquello considerado como “femenino”, con respecto a los varones y lo “masculino”, creando así una situación de desigualdad, basada en la pertenencia a cierto sexo biológico.
La violencia contra las mujeres ha sido legitimada a través de la supuesta supremacía de lo masculino frente a lo femenino, que se ha expresado en la distribución inequitativa de los espacios, las dobles y triples jornadas de trabajo, la falta de oportunidades, el hostigamiento, etcétera.
Como podemos ver, las masculinidades, han sido formadas y forjadas a través de generaciones y han contribuido a la desigualdad entre hombres y mujeres, como consecuencia de las exigencias de las pautas para ser considerados “hombres de verdad”. Más que el hecho, de sólo decir, que un hombre puede ser “machista”, se desprenden un sinfín de daños e injusticias, hacia las mujeres, los más débiles y los hombres mismos.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado y ahora se presentan acciones completamente distintas por parte de los hombres, que si bien son vistos por algunos como conductas “debiles” y que son propias de mujeres, han ayudado a que se creen espacioes de equidad e igualdad.
Ejemplo de ello son las nuevas masculinidades.
La masculinidad alternativa o subalterna, es una corriente que promueve conductas y actitudes entre los varones orientadas hacia la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales.
¿QUÉ IMPLICACIONES TIENE?
* Cuestionar el antiguo modelo hegemónico de masculinidad. Este modelo tradicional está obsoleto, por tanto habrá que dejarse de lado, para dar pie a que puedan crearse nuevas maneras de expresar sentimientos y emociones.
* Detener la violencia. Cambiando el enfoque que se tiene de poder y violencia, se conseguirá cambiar la forma en la que socilizamos en este mundo.
* Aprender a solucionar pacíficamente los conflictos. Fomentar la empatía, la escucha y el diálogo, antes que ejercer la violencia.
* Promover el autocuidad y el cuidado de otras y otros. Construir la masculinidad desde relaciones de equilibrio y vivir la crianza y el cuidado como espacios propios, no como un lugar, al que el hombre es invitado, sino que es parte de.
* Hacer contacto con las emociones. Dejar de privarse del “privilegio” que es sentir y demostrar las emociones. Al hacer contacto con ellas, hay más empatía y un sentido más humano de la vida.
* Aprender en el camino. Cada uno vive este proceso a su ritmo y en su momento, no es una competencia, sino una reconstrucción masculina de como convivir sanamente entre hombres y mujeres.
Todas aquellas conductas que son propias “de hombres” y que son carentes de sentido por propiciar la violenica y la desigualdad, deverán erradicarse.
De esta manera, el feminismo busca, al igual que las nuevas masculinidades, la utopía de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. El feminismo no se pierde por las nuevas masculinidades, contrariamente, van encaminados a buscar la aceptación a la diversidad, la libertad y por tanto las relaciones igualitarias. Y para qué son las alas, sino más que para volar…