La lucha por el empoderamiento de la mujer seguirá siendo un grito en el desierto mientras no se cuente con instancias libres de corrupción y manipulación con intereses políticos; sucede a lo largo y ancho del país y aunque hasta hace unos meses lo dudaba, pasa exactamente lo mismo en los Estados Unido, por hablar del vecino porque realmente es un lastre mundial; aunque hoy en día son cada vez más las mujeres que sobresalen en todos los ámbitos profesionales, siguen siendo muy pocas y son menos aun, aquellas que llegan al empoderamiento sin tener que someterse a condicionamientos que impone el sistema, la cultura, el patriarcado.
Estamos a escasas dos semanas de celebrar el día internacional de la mujer, el 8 de marzo. Sin embargo, el empoderamiento de la mujer va de la mano con la igualdad de género, el bienestar, una vida libre de violencia, el acceso a la justicia, por mencionar solo algunos aspectos que deben ser motivo de esfuerzo en y desde los gobiernos para que mediante políticas públicas logren involucrar a la sociedad y cada vez sea a más temprana edad que las mujeres reciban educación dentro y fuera del hogar que las vaya empoderando y se logre prosperidad en la economía y familias saludables en todos los aspectos.
En el último año he escuchado historias terribles de mujeres que fueron desprotegidas ante la violencia que sufrieron y desprotegidas por las propias autoridades en las instancias que fueron creadas para protegerlas y defender sus derechos; es terrible constatar que desde los tribunales se laceran de forma inhumana los derechos de las mujeres. Cada mujer que es violentada institucionalmente después de haber sido violentada en el hogar o en el trabajo, representa un retroceso, un paso atrás en la lucha por acabar con este lastre que algunos llaman patriarcado o machismo, al que se le suma la corrupción que va desde jueces, hasta el de menor rango y contando a abogados también; lamentable sin duda que muchas son mujeres violentando institucionalmente a otras mujeres.
Muchas son las mujeres que se quedan con el abuso, con la revictimización y despojadas de derechos, porque les da vergüenza o les gana la desesperanza y el fastidio de lidiar con tanta demagogia, burocracia, con el sistema que oprime y favorece a al abusador.
Así que no basta con gastar millones del erario en construir edificios en los que se supone, las mujeres encontrarán apoyo y fortaleza jurídica o gastar otros tantos millones en sueldos de los empleados y defensores que terminan triplicando sus ganancias con acciones corruptas y ven en el dolor de las mujeres, objeto de valor para intercambio.
Se acerca el mes de marzo y empiezo a ver y leer convocatorias para premiar a la mujer del año, a la mujer empoderada y me parece halagador y un granito de arena en el camino al reconocimiento pleno de la mujer y sus luchas y logros; yo recibí uno de estos reconocimientos, por eso me pregunto si al recibirlo también contraemos el compromiso de alzar la voz cuantas veces nos sea posible por aquellas que aun no logran hacerse escuchar, por las que vienen haciendo camino que otras ya anduvimos.
Por ningún motivo y en ninguna circunstancia debemos quedarnos calladas ante la violencia contra nuestro género, ya sabemos que nos tachan de locas, conflictivas, revoltosas, porque hablamos de frente y decimos lo que otras no se atreven, pero de eso se trata y para eso no se necesita un reconocimiento colgado en la pared, se necesita valor, experiencia de vida, pero de esa vida que te golpea y te arroja al piso del que te levantas, te sacudes y sigues adelante. Seamos empáticas y sororas con el dolor de otras mujeres que aún no encuentran esa fuerza que las hará empoderarse, contar sus historias desde la perspectiva terapéutica y educativa puede ayudar a sanar y a fortalecer, hay que abrir espacios en los que sean escuchadas y orientadas porque tras el maltrato a la mujer está la afectación emocional a los hijos cuando existen y la cadena seguirá sin romperse; que los responsables de atenderlas en instancias de gobierno sean cuidadosamente seleccionados y sancionados; todo lo demás es solo una pantalla desde la que se pretende mostrar una realidad inexistente de justicia y buen gobierno…
Soy Gloria Ruiz, la voz del pueblo, la válvula de escape para muchos, la politóloga del proletariado… To be continued.