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Al cierre de este artículo, las elecciones para elegir al nuevo Rector en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) siguen sin concluir; lo cierto es que de fuentes fidedignas es una elección cuyos resultados dejarán como victorioso del plebiscito al candidato, Octavio Pimentel, quien se enfrenta a la opción de nuevas elecciones, aunque con derrotas en varias escuelas que sin duda le dejan un mensaje bastante claro y sugestivo al próximo Rector de la máxima casa de estudios de nuestro Estado. Estas derrotas denotan el hartazgo de los estudiantes con prácticas inveteradas que siguen incólumes de nuestra universidad, y aunque conozco a Octavio en lo personal desde hace varios años, le rodean personas que sin duda representan intereses personales ajenos a los universitarios. Más allá de celebrar lo que sin duda será una victoria, hay que analizar el mensaje que envían los universitarios con la derrota en algunas escuelas y facultades; y es que los universitarios estamos cansados de aspectos como los siguientes: I. Las mismas caras; pues desde hace muchos años veo en lo personal a los mismos individuos que solo cambian de puesto y que representan un reciclaje que se traduce en rutinas que solo benefician a esos funcionarios que ya parecen dueños de la universidad, por lo que Octavio deberá poner atención en este punto y hacer una purga para colocar a gente nueva que ofrezca resultados diferentes y no aboguen solo por sus intereses, sino de los universitarios. II. Democratización en las escuelas, pues hay muchas unidades que carecen de transparencia y en donde directoras y directores parecieran ser dueños absolutos en la total discrecionalidad ante evidentes carencias tan elementales como papel de baño en los sanitarios. III. Estancamiento en prestigio; pues si bien es cierto que Salvador Hernández Vélez le dio un impulso bastante impresionante a la universidad en el aspecto académico, a la universidad le falta posicionarse como puntera en investigación y generación de conocimiento a nivel nacional e internacional. IV. Excesiva burocracia, pues siguen existiendo en la universidad demasiados aviadores con sueldos muy altos sin que generen ni investigación ni mucho menos extensión a la par de poca docencia. Estos entre otros males deberán ser atendidos por Octavio, quien cuenta con la juventud necesaria, la experiencia como director, el linaje institucional el ser 100% universitarios y sobre todo, conocedor de estas deficiencias antes señaladas, pues en una reunión lo escuché mencionar algunos de estos puntos y ese nivel de conciencia, sin contaminarse, puede traerle resultados positivos que reviertan el rechazo en las escuelas en donde no tuvo buenos resultados y con ello prepararse para la consolidación de un proyecto sexenal dentro de la UAdeC que rinda frutos a mediano y largo plazo y que legitime sin duda alguna su posición como líder de la UAdeC y le traiga los ambiciosos resultados que desea, pero que con la misma gente de siempre y las mismas perniciosas prácticas no será posible alcanzar. Los resultados sugieren, pues, que Octavio revolucione a la universidad.