La celebración de los 50 años de la defensa heroica de la democracia del Presidente Salvador Allende -que pagó con su vida-, contra el Golpe de Estado, perpetrado por su Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares, Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, nos hace reflexionar que entre él y el Presidente Francisco I. Madero, hay mucho paralelismo a la manera de la obra cumbre del filósofo griego Plutarco “Vidas Paralelas”.
Madero y Allende, fueron líderes carismáticos con una trayectoria personal de conducta intachable, honestos, honrados, y una carrera social y política con vocación de servicio al pueblo; que tuvieron el poder para servir y no para servirse de él; como así le demostraron en el poco tiempo que gobernaron a sus países.
Madero y Allende, fueron elegidos por sus pueblos México y Chile, respectivamente, en unas elecciones libres y democráticas y conforme a las Constituciones de sus países, en un Estado de Derecho; siendo ambos toda una esperanza para la democracia, la libertad y el bienestar de sus pueblos.
Madero y Allende, como Presidentes de sus respectivas Repúblicas, confiaron las fuerzas públicas a dos militares; el primero al chacal y sanguinario Victoriano Huerta y el último, al traidor y felón Augusto Pinochet; y los dos los traicionaron; pues esos dos grandes gobernantes fueron hombres de buena fe, idealistas, faltos de malicia, que confiaban en la bondad de los hombres; creían que los demás eran como ellos.
Huerta, en lugar de imponer la paz que se requería en la capital del país, para lo cual Madero lo había nombrado Jefe Militar, a principios de febrero de 1913, por debajo del agua incitó al pueblo a repudiar al Presidente Francisco I. Madero, al grado de impedirle gobernar; sumiendo a la ciudad en la anarquía y el caos durante la Decena Trágica, que terminó con su asesinato ordenado por él, y con la aquiescencia del Embajador de Estados Unidos, en México Henry Lane Wilson.
Pinochet, en vez de someter al orden a algunos grupos azuzados por él -tras bambalinas- que desquiciaron la vida pública de la capital Santiago de Chile y otras importantes ciudades como Valparaíso; haciendo que los camioneros bloquearan las carreteras del país, provocando un alarmante desabasto de víveres y toda clase de artículos de primera necesidad; alentó las protestas contra el gobierno de Allende, poniendo en crisis al país; con lo que pretextó su Golpe de Estado; respaldado por el Secretario de Estado de los EEUU, Henry Kissinger. Por eso y más Francisco I. Madero y Salvador Allende, son y seguirán siendo apóstoles de la democracia, y ejemplos para América Latina y todo el mundo.